Capítulo veintiséis: Siempre

1683 Words
Cuando logro llegar hasta las últimas casas del pueblo, todas las personas de la manada están terminando de apagar el fuego y puedo observar la destrucción que el fuego ha creado por doquier. — ¿Dónde está Arcas? — Observo por todas partes y mi corazón se acelera — ¿Ónix? — No logro ver nada, el humo ensombrece todo. “Nala, tranquila. Estoy con Arcas” Escucho la voz de Ónix resonando en mi cabeza y empiezo a buscarlos entre los escombros. — Nala, tenemos que irnos — Siento el momento en el que Ónix entrelaza mis dedos con los suyos y se dirige hacia un auto. — Ónix, hay muchos heridos, debemos llamar a las ambulancias, ayudarlos. No podemos irnos de esta manera — Hablo con urgencia, mientras Ónix abre la puerta de una camioneta cuatro por cuatro. — ¡Sube! — Su tono imperativo me molesta de inmediato. — Espérate ¿Dónde está Arcas? Me dijiste que estaba contigo y no es verdad y no entiendo como piensas irte cuando hay tantas personas heridas — Me alejo del coche y empiezo a caminar hacia las casas quemadas. — He dicho que te subas al coche — Me dice tirando de mi brazo — Esto no es un juego Nala, acabas de ver todo lo que está pasando — Levanta la voz y vuelve a abrir la puerta. Sin embargo, en el momento en el que voy a subir al auto, observo la delgada figura de Arcas que se acerca a nosotros corriendo. — Arcas, ¿estás bien? ¿No te ha pasado nada? — Me acerco a él y lo abrazo. Mis manos se mueven por todo su cuerpo, necesito estar segura de que se encuentra bien y que nada malo le ha pasado. No logro explicar lo que siento con este joven, está claro que no estoy atraída o enamorada de él, tiene solo trece años y tengo la sensación de que es como un hermano menor, aunque cuando lo tengo cerca, tengo la impresión de que se ha colado en mi corazón con mucha fuerza e intensidad. — Estoy bien, Nala. — Me dice e intenta alejarse de mí — Solo he venido a decirte que estoy muy contento de que vayas a enlazarte con Ónix — Me dice y me vuelvo a mirar a Ónix que nos observa con las manos en puños y ceño fruncido. — No voy a unirme a ese energúmeno — Le digo y de inmediato pienso en todo lo que ha pasado en los últimos minutos y recuerdo al hombre sin esencia y la advertencia que me hizo en la habitación de mi casa. — Debes hacerlo, Nala. Todo depende de lo que decidas esta noche — La seriedad en la expresión de Arcas me impresiona. — ¿Cómo sabes sobre esto? — Le pregunto de inmediato. — Nos vamos — Ónix tira de mi cuerpo como si yo fuese una muñeca y en segundos me encuentro en el asiento del conductor. — ¿Qué diablos? Solo quería que Arcas me explicara por qué piensa que debo casarme contigo — Le digo golpeando su hombro. — Es un híbrido — Me responde y yo me quedo mirándolo, me siento como si me estuviese hablando en otro idioma. — No entiendo ¿No es un hombre lobo? — Le pregunto a un Ónix que parece muy distraído observando hacia el lugar donde algunas personas lloran desconsoladas mientras levantan el cuerpo de sus seres queridos. — Es mitad lobo — Me dice y arranca el auto. Me vuelvo a buscar a Arcas, pero no logro verlo. Me siento extraña pasando por el lado de toda esta devastación; no entiendo como Ónix puede pensar en irse de aquí sin ayudarlos. — Ónix, deberíamos quedarnos. Eres y alfa y tu manada está sufriendo — Le reprocho y cruzo mis brazos mientras observo como nos alejamos de las viviendas. — Todo está controlado, los heridos se auto recuperaran muy pronto, sobre todo con la luna llena — Aprieta sus manos con fuerza contra el volante — Por desgracia hemos perdido a dos niños que todavía no se habían cambiado por primera vez — Su voz me transmite lo afectado que se encuentra por la perdida de los niños. — Lo siento mucho, Ónix. Debe ser muy difícil para sus familias — Le digo. — Eran mi familia, Nala — Ónix detiene el auto de manera brusca y se vuelve a mirarme — Esto tiene que acabar Nala, comprendo que es muy complicado aceptar que debes unir tu vida a alguien que apenas conoces; es igual para mí, pero tenemos que hacerlo — Ónix golpea el volante y observo como este pierde su forma original ¿En serio? Nos quedamos en silencio, y puedo concentrarme en su agitada respiración y en su olor, que se vuelve cada vez más fuerte y se expande por mis fosas nasales. — No hubo un incendio en la manada de los Ranges Rígidos, distrajeron a mis hombres con la información y luego empezaron el incendio en nuestra manada — Me dice con mucha calma. — ¿Y los incendios en las ciudades y en la manada del sur? — Pregunto mientras observo como los débiles rayos del sol desaparecen. ¿Ónix va a convertirse? — Pasaron y todo va a ser cada vez más complicado — Me responde un poco más calmado — Tienes que desarrollar tus poderes, Nala, no sabemos de lo que eres capaz o qué tipo de poderes tienes. Tenemos que marcarnos, debemos… — Lo haré, me casaré contigo — Le digo con el corazón acelerado. — Hoy en realidad no sería un matrimonio, es más como un ritual. Sin embargo, tendremos que legalizarlo después, para crear sospechas sobre la manada — Me Vuelvo a mirarlo, sin comprender que desea que hagamos. — ¿Qué decides? — ¡Hagámoslo! Pero no pienses que tendrás derecho a decidir por mí o … — Cállate, Nala. Necesito concentrarme para no cambiar de forma durante algunas horas más, y es bastante agotador. — Me dice mientras pone en marcha el auto y lo miro con bastante intriga. La luna empieza a salir y en la carretera no se observa ni un alma. — ¿Qué hace la gente de la manada en la luna llena? — Le pregunto con curiosidad. — Algunos cazan, pero la mayoría de nosotros tenemos sitios subterráneos y blindados en los que nos encerramos hasta que amanece. — Asiento y observo a mi alrededor. Ónix detiene el auto y desciende de este y mientras saldo de él, lo observo tomar un bolso del baúl y luego se dirige hasta mí y me toma de la mano adentrarnos en el bosque. Caminamos durante unos veinte minutos hasta que llegamos a un claro, rodeado de inmensos árboles, desde donde se puede observar la luna llena y las siluetas y sombras creadas por las ramas de los árboles sobre el suelo. Entre los árboles se pueden observar algunas flores silvestres, entre ellas unas pequeñas flores de pétalos rosáceos, que llaman mi atención. — ¿Qué lugar es este? —Pregunto sin dejar de observarlo todo. — Necesito que estés segura de lo que vamos a hacer, Nala — Lo miro sin saber qué decirle. ¿Estoy segura de esto? — No es común que nos unamos con un humano y no estoy seguro de que esto vaya a funcionar — Me dice y me vuelvo a mirarlo ¿De qué está hablando? — Por lo general marcamos a nuestras parejas mordiéndolas, pero no quiero envenenarte ni que corras el riesgo de cambiar de forma, por eso debemos realizar una unión lunar, aunque tampoco podría asegurarte que funcione — Me dice y me paso las manos por el cabello. — ¿Y entonces por qué vamos a hacerlo? — Pregunto empezando a desesperarme, no voy a unirme a él si no va a servir de nada. — Porque es nuestra única opción; la profecía es lo único que tenemos y espero que el anciano sabio no se equivoque y que tú y yo seamos el alfa y la hechicera correctos — Asiento, porque yo también lo espero. — Pensé que lo haríamos con todos los demás, pero imagino que en este momento han cambiado de forma — Exclamo observándolo sin comprender como ha logrado mantenerse sin cambiar. — Lo haremos solos, los dos, ¡Ahora! — Mi corazón se acelera mientras observo la mirada de Ónix que resplandece y brilla más de lo normal. Él toma mi mano, me acerca a él y acaricia con suavidad mi mejilla. Siento el calor de su cuerpo y como su olor se intensifica y como si estuviese hipnotizada, levanto mi mano y la poso sobre su pecho donde los fuertes latidos de su corazón me alteran de inmediato. — Nos marcaremos de una manera más profunda, Nala y cuando eso pase, estaremos unidos para toda la vida, yo seré tuyo, para siempre y tú serás mía, hasta tu muerte — Entreabro mis labios y mi mirada se pierde en la suya llena de fuego — ¿Eso es lo que deseas, Nala? ¿Estás segura? — Susurra contra mis labios. — No estoy segura de nada y tal vez esto sea una completa locura — trago con fuerza sin poder dejar de mirar sus labios. — Debo enterrar a mi hermana y tú debes hacer lo mismo con tu hermano y tu padre y con todo lo que está pasando a nuestro alrededor, espero no estar equivocándome — Confieso mi mayor duda. — Entonces, ¿Quieres hacerlo? — ¡Maldición! No sé lo que quiero. — ¿Estarás conmigo? ¿Siempre? — Siento el calor de su frente contra la mía y me muerdo el labio inferior esperando su respuesta. Me pierdo por completo cuando sus labios se apoderan de los míos y siento como el fuego se apodera de mi cuerpo. — ¡Siempre! — susurra y profundizo el beso, sus brazos rodean mi cuerpo y yo siento que he encontrado mi lugar seguro.
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