Me dejo llevar por Ónix y lo observo mientras dispone una gruesa manta dorada sobre el suelo de hierba y toma mi mano y empieza a hablar de una manera incomprensible con la mirada fija en la luna.
Siento con intensidad su olor y cada roce de sus dedos en mi cuerpo, como si me estuviese marcando con fuego.
— ¿Qué has dicho? — Pregunto intrigada, mientras Ónix continúa observando a la luna, tomado de mi mano.
— Le pido a la luna que sea el testigo de nuestro enlace y que sea quien marque esta unión — Aprieta mi mano y me mira guiñándome un ojo.
— ¿Qué marque nuestra unión? — Espero que no vaya a decirme que debemos hacer un pacto de sangre o algo así.
—Ya lo verás — Vuelve a retomar su expresión de seriedad.
Sé que está preocupado por la posibilidad de que esto no funcione y por tener que controlarse y no cambiar de forma.
Ónix me lleva hasta el centro del claro y toma mis manos entre las suyas.
— Hemos venido a este lugar, para seguir tus preceptos madre luna y para que seas testigo de nuestra unión y valides nuestro vínculo con tu marca de fuego — Al escucharlo, levando la mirada.
¿Marca de fuego?
Observo a mi alrededor en busca de un hierro o de fuego que haya olvidado.
— ¿Una marca de fuego? Ónix, no estoy segura de querer marcarme con un hierro candente, ni siquiera me he tatuado en mi vida, no creo que…
— Nala — él desliza sus dedos por mi cabello y acaricia mi mejilla — tenemos otras opciones, lo veremos ¿De acuerdo? — Sin estar muy convencida, asiento y espero que Ónix continúe con la ceremonia.
— ¿Hacemos los votos? — Pregunto un poco perdida, porque no tengo la menor idea de que decirle.
— Nala, tu esencia me ha marcado y te tomo y te acepto como mi compañera de destino y te prometo estar toda la vida a tu lado, para protegerte y apoyarte, en la luz y en la oscuridad y permitirte compartir conmigo mi soledad, mi humildad y mi poder, como igual y como mi Luna — Al escucharlo, me emociono y tengo que decirme que esto no es real, lo estamos haciendo solo para potenciar nuestros poderes.
— No sé qué decir — Susurro.
Mi garganta está reseca y me tiemblan las manos, porque a pesar de que soy consciente de lo que estamos haciendo y por qué, pienso que sin importar el motivo, cuando unes para siempre tu vida con un hombre para siempre, el momento debe ser importante, especial.
— Ónix, te tomo y acepto como mi alfa, mi igual y mi compañero y desde este momento, prometo caminar contigo, en especial cuando el camino se vuelva difícil, prometo permanecer junto a ti y compartir contigo mis debilidades y fortalezas y mi oscuridad y mi luz — Me detengo, porque a pesar de que lo pienso, no logro decirle que mi promesa es para siempre.
Los nervios se apoderan de mí y me llevo una mano al pecho, empiezo a sentir mucho frío al comprender lo que estoy haciendo.
¡Oh por Dios!
— Ahora, tendría que marcarte con fuego, pero al parecer no estás preparada para dar ese paso — Empiezo a respirar con dificultad.
— ¿Es necesario? — Pregunto bastante ansiosa.
— Podría morderte, pero tendría que esperar hasta que pierdas el conocimiento y no quiero arriesgarme, eres humana e imagino que no todo funciona de la misma forma — Abro los ojos ante su nueva idea.
— Podríamos ir a un notario — Le digo y Ónix sonríe.
— Tenemos que marcarnos, tal vez podemos hacer un intercambio de sangre — Estoy segura de que he perdido el color por completo — Nala, debemos terminar la ceremonia — Recuerdo que él está controlando su cambio y que debe ser muy complicado para él.
— Tengo frío — Le digo y él se acerca y me cierra entre sus brazos y de inmediato siento su calor — ¿Podríamos quedarnos así? Solo un momento, para darme coraje — Él asiente y yo me pierdo en su olor a pino maderado y de hierba mojada.
Me pego a él como una niña necesita, porque sé que desde este momento mi vida va a cambiar por completo; Ónix me dijo que seré su luna, su pareja destinada y él es un jefe de una manada, así que pienso que será muy complicado continuar con un bajo perfil.
De improvisto mi cuerpo se tensa y siento un enjambre de abejas en mi vientre y no puedo controlar las ganas de besar a Ónix.
No conozco la ceremonia y no tengo claro si en este momento puedo besarlo, pero a pesar de esto, acerco mis labios a los suyos, un poco dubitativa, y tomo por completo los labios de Ónix cuando este me sostiene con fuerza de la nuca y profundiza el beso, que se descontrola enseguida.
Deslizo mis manos por su espectacular vientre hasta llegar a los botones de sus pantalones que desabrocho de inmediato.
Mis pantalones, mi chaleco y toda mi ropa desaparece en segundos y a pesar de que es noche cerrada y de que las temperaturas son mínimas y debería estar tiritando de frío, siento como si un volcán se hubiese encendido en mi interior. Ónix y yo caemos sobre la manta dorada y él me gira hasta que mi espalda descansa contra esta.
Sus ojos resplandecen y me muerdo los labios mientras lo observo terminar de desnudarse, adoro su cuerpo, es increíblemente masculino y tan grande y musculoso que temo que pueda aplastarme.
Olvido lo que estoy pensando cuando la boca de Ónix recorre con su humedad mi vientre y se detiene en mi ombligo.
Llevo mis manos hasta su cabello y tiro de él como respuesta a las sensaciones que su boca deslizándose por mi pelvis y mi centro me hacen sentir.
Él se apodera de mi centro sin compasión, toma todo de mí que contraigo mi vientre y crispo los dedos de mis pies contra la manta.
Mi cuerpo se contorsiona mientras Ónix bebe todo de mí, sin piedad, sosteniendo con fijeza mis caderas.
— ¡Oh por Dios, Ónix! Voy a correrme — grito sin poder controlarme y presiono su cara contra mi v****a.
Continúo gritando mientras mi interior explota ante la lava, deslizándose con fuerza en mi interior.
— Ónix, tómame por favor, cógeme ¡Ahora! — Un segundo después siento una mano de Ónix presiona mi entre muslo, mientras desliza su cuerpo sobre el mío.
— Nala ¿Estás segura? — Su pregunta me enternece en medio de todo el fuego que me consume.
Ónix se apoya contra un brazo y me observa con fijeza con sus ojos increíblemente resplandecientes.
Con mi corazón y mi centro palpitando a cien, levanto mi mano y toco su mejilla, sintiendo una potente descarga en todo mi cuerpo.
— Como nunca — Susurro y muero de la anticipación.
Abro la boca en el momento en el que siento la potencia con la que su pene se desliza en mi interior y contengo la respiración.
— ¡Ónix! — grito y lo abrazo, apretando por un segundo su cuerpo contra el mío — Yo… Regálame un segundo — Le digo contra sus labios y él frunce el ceño.
— ¿Te estoy haciendo daño? — Me pregunta y niego con la cabeza.
— No, es solo que necesitaba un momento para acostumbrarme a tu tamaño — Tomo su cara entre mis manos y lo beso con suavidad.
— Será siempre así — Me dice y noto un poco de preocupación en su voz.
— Y me encanta — Susurro mientras siento su primera embestida. Cierro los ojos y respondo a sus movimientos.
Siento su potencia y su fuerza, nunca me había sentido de esta manera en mi corta experiencia.
Muevo mis caderas y entrelazo mis piernas por debajo de sus glúteos, levanto mis caderas recibiendo con facilidad sus embistes.
Ónix nos gira sin salir de mi interior y yo abro mis rodilla, acogiendo sus caderas, lo beso mientras siento sus manos acariciando mi espalda y levando mi dorso y si dejar de mirarlo a los ojos, lo cabalgo con toda la entrega de la que soy capaz.
Ónix toma mis cadera entre sus manos y mueve mi cuerpo a su antojo.
Abro los ojos y observo a mi alrededor, y podría jugar que los pétalos rosas de la pequeña flor empiezan a iluminarse con brillos fluorescentes en medio de la oscuridad,
— Ónix ¿Has visto que…? ¡Ah! — Grito ante su siguiente envestida y juraría que mi cuerpo se ha vuelto más liviano.
Tomo su boca con fuerza y mis dedos se enredan y tiran con fuerza de su cabello, nuestro beso se intensifica y Ónix tira de mi cabello y me obliga a mirarlo a sus alucinantes ojos.
Siento como todo empieza a desbordarse en mi interior y sin poder soportarlo, me inclino y muerdo su cuello.
Ónix levanta su dorso y me abraza con fuerza, devolviéndome el mordisco en mi cuello de igual forma, mientras el fuego se desliza por todo mi cuerpo, mi respiración se agita y siento como si mi cabeza se sobrecargara de mil sensaciones.
Grito y levanto mi cara hacia la luna, observando su brillo mientras un dolor agudo e intenso se apodera de mi cuello.
— ¡Nala! — Mientras el orgasmo se pierde y vuelvo a sentir que monto en una nueva ola de sensaciones que no me permiten respirar, observo como una marca de fuego se tatúa en el cuello de Ónix, exactamente en el lugar que he mordido con anterioridad.
— Ónix tu cuello — Logro susurrar, mientras siento arder el lugar donde Ónix me mordió y me vuelvo a perder en otro orgasmo, sintiendo el pene de Ónix crece en mi interior, presionando mis paredes internas hasta hacerme gritar de nuevo.
— Nala, estás brillando — Escucho de lejos la voz de Ónix, mientras mi mirada vuelve a perderse en hermosa luna en el cielo — Resplandeces Nala — Susurra de nuevo y me concentro en su mirada que parece impresionada en realidad.
Mientras las manos de Ónix se deslizan por mis senos y mi vientre y yo contraigo mi centro atrapando con fuerza el pene de Ónix, muevo mis manos y brazos frente a mis ojos y abro la boca sorprendida al observar como estos brillan igual que las flores a nuestro alrededor.
Un brillo dorado y resplandeciente se proyecta desde mis brazos y manos, bajo mirada a mi vientre y mis piernas y estas brillas de la misma forma.
¿Qué diablos está pasando?
— Ónix, ¡estoy brillando! — Exclamo impresionada, mientras intento calmar mi respiración y mis senos se mueven al ritmo de esta — Tienes una marca en tu cuello — Me inclino y Ónix cierra mi cuerpo contra el suyo mientras inclino mi cabeza y observo su marca.
Empiezo a sentir un poco de ardor en mi cuello y lo toco sintiendo una protuberancia en mi cuello, que quema un poco.
— Tu también tienes la marca — Susurra Ónix dejando pequeños besos contra mi cuello y mi hombro, mientras desliza sus manos por mi espalda.
Levanto la cara al sentir los dedos de Ónix enredando mi cabello, lo miro a los ojos y muerdo mis labios.
— ¿Crees que todavía debemos marcarnos? — Le pregunto a Ónix y este frunce el ceño.
— No, no tengo la menor idea de lo que ha sucedido, y, sin embargo, hemos sido marcados por la luna — Levanto una ceja al escucharlo — O por tu poder de hechicera, no lo sé, Nala, pero ahora estamos juntos para toda mi vida, eres mi compañera y no hay vuelta atrás — Él me besa con calma y yo siento miles de mariposas en mi interior.
— ¿Te duele? — Le pregunto con calma y él niega mientras se muerde los labios.
— Lo que ha pasado ha sido increíble, brillaste Nala, parecías una estrella alumbrando en medio de la oscuridad y del fuego — Todavía no puedo creer que eso haya pasado, porque de verdad brillaba en medio de segundo orgasmo.
Siento que mis mejillas se calientan y escondo mi cara en el cuello de Ónix.
— No seas tontita — él vuelve a levantar mi cara, tomando mi cara entre sus dos manos y me besa con mucha pasión, como si no hubiese acabado de hacerme venir en tres ocasiones.
Mi humedad aumenta y mis pezones se vuelven a endurecer y siento como las llamas comienzan a crecer en mi interior.
— Ónix, tus ojos brillan con mayor intensidad y… — Contengo la respiración cuando tengo la impresión de que su pene empieza a crecer de manera asombrosa en mi interior — Ónix, creo que estás creciendo y …
— ¡Mierda! — Ónix me hace girar y sale de mi interior en el acto. — Nala, me desconcentré y no podré seguir evitando mi cambio.
Empiezo a sentir frío en el momento en el que Ónix se aleja de mi lado, tomo la manta y cubro mi cuerpo con esta.
— Por favor, vístete y ve casa de mi madre, estará sola, así que descansa y hablamos mañana — Me dice y yo empiezo a vestirme porque el frío se vuelve cada vez más intenso.
— No voy a dejarte — Le digo.
— Nala, no seas testaruda. Hace frío y esto no es muy agradable — Habla con rapidez y observo como sus dedos empiezan a crecer.
¡Oh Dios mío!
— Nala, ¡lárgate ahora! — Grita y yo corro hacia el camino por el que llegamos, llegando en la mitad de tiempo al auto.
Entro en el coche y cierro la puerta, lo enciendo y pongo la calefacción al máximo. Mientras observo todo a mi alrededor y espero.