Sabía que casándome con una mujer más joven que yo, tan espectacular como Paula, mi vida s****l iba a ser algo desconocido. La forma en que me comía la polla, el placer que me daba… Yo le concedía todos sus caprichos y ella me pagaba con sexo. Pero ella también quería cobrar su sexo. Mi polla no era bastante para una diosa como aquella. Tenía que haberlo sabido. Lo descubrí de la manera más cerda posible. Descubriendo que yo era un mirón. Que era un pajero. Que era un vicioso. Que me gustaba ver cómo se follaban a mi mujer. Un día estaba revisando el sistema de seguridad de mi estudio de fotografía. Donde ella había posado desnuda tantas veces para mi. La vi entrar con nuestro amigo Ramón. La vi desnudarse para él. Sus tetas eran increíbles. Enormes. Pesadas. Bailó para él. Se tocó pa