Pov. Ashley El problema de mi trabajo eran los peligros. Creo que ahí recaía todo lo que ellos decían, sus gestos, la forma en que me miraban, como si me faltara un tornillo. Lo había dejado llevarme cuando eso prácticamente estaba prohibido. Es que aparentemente yo estaba en una nube, una especie de transición que no me deja ver con claridad la situación, porque no, yo no vi con claridad el escenario. — Por Dios Ash —Elijah negó molesto —¿Qué has hecho? Sabes que no tienes que llevar a nadie a tu casa, mucho menos decirle donde vives —sacudió la cabeza —, no se habla de cosas personales, no sabemos si el sujeto es un loco, te puedes poner en peligro. — Exacto. El tono seco de Demon me erizo la piel. Cerré los ojos y traté de esconderme detrás de alguno de ellos, pero solo bastó