Jesús, soy patética. Más de lo que pensaba originalmente. Estoy sentada en uno de los cubículos del baño llorando en silencio. ¿Por qué estoy llorando incluso? Sé que no soy la única mujer con la que Kenzo está ahora mismo. No me hizo ninguna promesa, y yo tampoco a él. Me siento como una tonta. No debería haber desarrollado sentimientos por Kenzo. Apenas si lo conozco. No tenerlo no cambia nada en mi vida. Entonces... ¿por qué estoy tan molesta? De repente, la puerta del baño se abrió. Me quedé congelada al oír un par de voces. Creo que las reconozco. Una de ellas es Judy, eso seguro, pero no estoy segura qué otra chica es. Creo que se llama Mary. —No me parece tan mala —Mary dijo suavemente. Judy se burló. —Por favor. Ojalá pudiera perder cien libras y follarme a alguien para lleg