Seguí a la mujer por un pasillo. Hay tantas puertas a cada lado. Al final del pasillo giramos a la derecha. Donde hay más puertas. Vaya, este lugar es enorme.
—Este lugar es mucho más grande de lo que parece por fuera —dije tratando de entablar conversación.
La mujer no respondió.
—Entonces, ¿cuántas personas hay en esta fiesta? —pregunté mientras girábamos por otro pasillo.
La mujer se detuvo al final, frente a una puerta. Se volteó hacia mí, cruzó los brazos. Luego resopló suavemente y rodó los ojos.
—¿Tu amo te permite hablar tan libremente todo el tiempo? —preguntó.
Le miré confundida, no estoy segura de si podía verla detrás de esta máscara. ¿Por qué sigue diciendo 'mi amo'? ¿Acaso no se supone que yo soy la dueña de mi mascota? ¿Y por qué demonios una tienda de mascotas organizaría una fiesta de máscaras? Me parece un poco ridículo.
—Como sea. Disfruta tu fiesta —dijo y se marchó.
Uh... de acuerdo.
Sacudí la cabeza mientras me dirigía de nuevo hacia la puerta. Puse mi mano en el pomo y respiré profundamente. Espero que alguien allí pueda ayudarme a salir de aquí. Quiero decir, seguramente hay gente amable allí. La mayoría de los dueños de mascotas son personas amables.
Con ese pensamiento, abrí la puerta y entré. La puerta se cerró detrás de mí y en ese momento lamenté profundamente cada decisión que me llevó hasta este momento. Me volteé hacia la puerta, pero no se abría.
¿Qué mierda? ¿Estoy encerrada aquí? No. No puede ser.
Me volví hacia la habitación y apoyé mi espalda contra la puerta. Una tienda de mascotas, vaya mierda. Esto está muy lejos de ser una tienda de mascotas.
La habitación es mucho más grande de lo que esperaba. Está completamente oscura con poca luz, pero todavía puedo distinguir lo que está sucediendo. Hay gente por todas partes. Algunos están recostados, otros en las esquinas, algunos incluso están siendo paseados con correa. Y todos llevan principalmente solo sus máscaras.
Mi rostro se enrojeció mientras miraba a mi alrededor a todos los cuerpos desnudos. No hay ninguna mujer aquí con ropa. La mayoría de los hombres también están desnudos. Todos están teniendo sexo. Quiero decir, versiones de sexo.
A regañadientes, me aparté de la puerta para buscar una salida. ¿En qué diablos me metí? ¿Qué es este lugar? ¿Es una de esas fiestas b**m de las que se escucha hablar? No puedo creer que haya tropezado accidentalmente con un lugar como este.
Pasé junto a unos sofás en los que varias personas estaban follando. Me detuve cuando me crucé con la mirada de otra mujer. Está tumbada en un sofá pequeño. Un hombre está entre sus piernas y otro en sus pechos. Sus manos están sujetas por encima de su cabeza. Parece... Bueno, para ser honesto, parece que está pasando el mejor momento de su vida follando.
Puedo sentirme cada vez más excitada mientras la miro fijamente. Sacudí la cabeza y aparté la mirada. Tengo que salir de aquí. Este es el último lugar donde debería estar ahora mismo.
Pasé junto a algunas personas siendo azotadas. Una mujer encadenada a una pared con varios chicos provocándola. Vi a varias personas siendo penetradas por detrás mientras están atadas con cuerdas sedosas.
Me detuve más veces de las que me gustaría admitir. Me duele admitírmelo a mí misma, pero creo que me excita. Culpo al alcohol y a otros eventos de la noche. Tengo que salir de aquí antes de estallar.
Desafortunadamente, no encontré una salida. Estoy bastante segura de haber buscado en toda la habitación. Creo que sí. Quiero decir, toqué las paredes. Mis ojos estuvieron... en otras cosas.
Llegué a un rincón oscuro que no está ocupado por personas follando y me acurruqué. Estoy tan confundida. Pensé que esto era una tienda de mascotas.
¿Estas personas son las mascotas? ¿Es por eso por lo que esa mujer seguía diciendo cosas sobre mi amo? ¿Qué demonios voy a hacer ahora?
—Pareces perdida.
Levanté la cabeza para encontrarme con los ojos posiblemente del hombre más sexy que he visto en mi vida. Joder. Este tipo es tan alto como Marc. Es asiático, tal vez japonés. Tiene el pelo n***o corto peinado hacia un lado. Sus ojos son profundos pozos negros en los que me estoy perdiendo. Tiene la nariz torcida y una figura increíble. Y afortunadamente tiene ropa puesta. Pantalones negros elegantes y una camisa negra de botones con las mangas arremangadas hasta los codos.
—Uhm.. —balbuceé.
El hombre dio un paso hacia mí. Maldición, huele bien. Como un perfume caro.
—No perteneces aquí, ¿verdad? —preguntó.
Le miré a los ojos. Parece enfadado. Oh no. Probablemente no debería estar aquí. Me abrí camino hasta aquí sin tener ni idea de lo que estaba pasando. ¿Me meteré en problemas si se entera?
—Uh, ¿q-qué quieres decir? Claro que sí —dije un poco demasiado alegremente.
El hombre levantó una ceja, sin creerme una palabra de lo que estoy diciendo. Dio otro paso hacia mí y yo retrocedí. Directo contra la pared. El hombre dio el último paso hacia mí. Inclinó su cabeza hacia abajo, justo al lado de la mía, y aguanté la respiración.
—¿Tu amo te permite mentir así? —preguntó.
No respondí.
—Si fueras mía, ya te habría dicho lo mal que lo haces —dijo.
Tragué saliva.
—No tienes un amo, ¿verdad? —preguntó.
No dije nada.
—Contéstame —gruñó.
—N-no, señor —balbuceé.
¿Por qué demonios le llamé señor? El hombre se rio, y casi me derretí al oír el sonido. Está prácticamente pegado a mí. Su calor se siente tan...
¡No! No, no, no, no, no. Solo estoy borracha y tal vez un poco excitada por todo lo que está pasando aquí. ¿Qué le ponen al aire en esta habitación?
—Mm… —El hombre murmuro mientras pasaba su nariz por mi cuello.
Me estremecí.
—¿Quieres uno? —preguntó.
¿Quiero uno? ¿Un amo? ¿Qué significa eso incluso?
—Yo... Yo y-y-y... n-n-no… —me quedé callada.
¿Qué estoy diciendo? Debería decirle lo que pasó y enfrentar mi castigo. Eso es exactamente lo que voy a hacer. Que le den. Si llaman a la policía, perfecto.
Respiré hondo para decírselo, cuando el hombre se alejó de mí. Mis palabras se atascaron en mi garganta mientras lo miraba. Es demasiado malditamente sexy, esto no es justo.
—¿Por qué no me dices qué estás haciendo realmente aquí? ¿Uno de estos chicos es tu novio? —preguntó.
—No —respondí.
—¿Buscas a alguien más entonces? —preguntó.
Negué con la cabeza.
—Palabras —ordenó.
—N-no —dije.
—¿Cuál es tu nombre? —preguntó.
—Opal —suspiré.
—Opal —probó mi nombre.
Una sonrisa tonta se extendió por mi rostro.
—Quítate esta máscara —ordenó.
Rápidamente hice lo que me pidió. Ni siquiera me di cuenta de que él no estaba usando una hasta ahora. Después de quitarme la máscara, el hombre tomó mi mentón e inspeccionó mi rostro.
—Me resultas familiar —dijo.
—Yo.. —me quedé callada.
No puede ser que haya conocido a alguien tan guapo como él y no lo recuerde.
—Dime qué estás haciendo realmente aquí —ordenó.
—Yo.. —Aclaré mi garganta— Estaba en un club con mis amigos. Este acosador no me dejaba en paz y no encontraba a mis amigos. Así que me fui. Luego me di cuenta de que el acosador me estaba siguiendo. Corrí aquí para escapar de él. La chica en la recepción me preguntó si era Angela. Le dije que sí. Solo quería llamar a un taxi o a la policía.. —admití.
—¿Dónde está este acosador ahora? —preguntó.
—Probablemente todavía cruzando la calle esperándome —dije.
El hombre apretó la mandíbula y cerró los puños. Guau, se ve aún más guapo cuando está enojado.
—¿Llevabas algo así al club? —preguntó mientras tiraba del extremo de mi vestido—. Ni siquiera llevas ropa interior —dijo.
Sabía que si alguien miraba con atención sería capaz de darse cuenta. Espera, ¿eso significa que me ha estado mirando? ¿Antes de acercarse aquí? Hasta donde he visto, apenas ha apartado sus ojos de los míos.
—Mis amigos me dijeron que me veía bien —Fue todo lo que dije.
—Bueno, te ves bien —dijo.
Mi rostro se puso rojo, y el hombre sonrió de forma burlona.
—¿La mujer de la recepción no te pidió tu identificación? —preguntó.
—No —dije.
Todavía tiene sus dedos en los extremos de mi vestido. Roza mi piel con sus dedos. Me está encendiendo.
—¿Quieres quedarte? —preguntó.
—Yo... nunca he estado en un lugar como este —dije.
—Eso no es lo que pregunté —dijo con tono severo.
—No sé si quiero estar aquí o no —admití.
El hombre sonrió de manera burlona mientras se acercaba.
—¿Estás mojada? —preguntó descaradamente.
Mis ojos se abrieron de par en par, pero no sé por qué me sorprendo. Literalmente todos están teniendo sexo a nuestro alrededor. No debería sorprenderme escuchar a alguien preguntarme eso en este momento. Es solo... este chico... él... está fuera de mi liga.
—Respóndeme —ordenó cuando no respondí.
¿Qué hago? Puedo mentirle y decir que no. Pero, ¿y si él quiere descubrirlo por sí mismo? Podría decirle que no, ¿verdad? Sí, definitivamente puedo decirle que no.
—Sí —suspiré.
Qué. Carajo.
¿Este chico es un maldito mago o algo así? Debe tenerme bajo un hechizo. No puedo creer que acabe de admitir eso.
—Mm… Tal vez sí te gusta este tipo de cosas —dijo casualmente.
No respondí.
El hombre me miró a los ojos mientras sus dedos subían por mis muslos. Mi respiración se entrecortó. Incluso abrí más las piernas.
¿Por qué estoy haciendo esto? Sé que no obtendré el alivio que necesito. No con... cómo soy. Aun así, lo quiero. Lo necesito. Solo quiero saber cómo se sienten sus dedos contra mi clítoris.
El hombre llegó hasta la parte superior de mis muslos.
—Parece que estás muy mojada. Tus muslos están empapados —me dijo.
Gimoteé.
Solo un poco más, y puedo sentir sus dedos en mí. Estoy tan cerca de alcanzarlo. De aferrarme a él. Luego se apartó por completo.
—Vamos. Te llevaré a casa a salvo —dijo.
Antes de que pudiera responder, el hombre tomó mi mano y me arrastró por la habitación. Me llevó a la puerta por la que entré. Abrí la boca para decirle que no se abrirá, cuando sacó una llave de su bolsillo.
Fruncí el ceño mientras el hombre abría la puerta. Me sacó de la habitación y me condujo por los pasillos. Un camino diferente al habitual. Salimos por una puerta que daba a la parte trasera del edificio.
Hay cuatro hombres afuera sentados alrededor. Tres están vestidos de forma casual, mientras que uno está vestido como chofer. Todos nos miraron cuando salimos del edificio.
—Despide a la mujer de la recepción —exigió el hombre que sostenía mi mano.
—¿Por qué? —preguntó uno de los hombres vestidos casualmente.
—Ella dejó entrar a una extraña. No verificó su identificación —respondió el hombre sexy.
—¿Otra vez? Mierda —preguntó otro hombre vestido casualmente—. ¿Estás seguro de que ella es una callejera? —preguntó casualmente el tercer hombre vestido.
—Oh, estoy seguro —respondió el hombre sexy.
—Ben, quiero que la lleves a casa. Aparentemente hay un acosador afuera del que debemos encargarnos —dijo el hombre sexy.
El hombre vestido como un chófer subió a un SUV n***o. El hombre sexy que me condujo aquí caminó hacia el auto y abrió la puerta. Miré entre él y el auto.
¿Es buena idea que vaya?
—Confías en los taxistas todos los días —dijo el hombre sexy.
—Sí, pero.. —me interrumpí.
¿No es esto diferente?
—Sube al auto. Estarás bien. Toma este teléfono, puedes llamar al 911 cuando quieras —me dijo el hombre sexy.
Tomé el teléfono de mala gana de él y me subí al auto. El hombre sexy cerró mi puerta. Luego Ben me preguntó mi dirección.
No puedo creer esta noche.