Benjamín. —Esta y esta quiero. —¿Algo más?. —Déjame ver que mas hay. —Tener dos esposas es duro Benjamín, debes trabajar el doble. —Trabajé toda mi vida como si tuviera cinco esposas, —los miro sonriendo, hace ya dos vueltas de luna que estamos casados con Catriel y trabajo duro para no hacerles faltar nada a ninguna—. No me da miedo. —camino por la tienda viendo que llevarle a mis esposas y a mis hijos, nunca me olvido de ellos—. Estas dos telas y estos hilos. —Bien, yo llevo esto, a Anya le queda bien este color. —Dale, sigue fregándomelo en la cara. —riendo va con el blanco a decir lo que llevamos, todos vinimos a elegir la paga del trabajo, siempre llevamos cosas para nuestras mujeres e hijos, y llevamos las cosas para todos—. Yerimen, esto también. —Dale. —es un peine y un esp