Capítulo 6 El señor del tiempo

905 Words
Ryan tenía delante de sí mismo uno de los mayores misterios que había presenciado nunca. La cueva que se habría delante de el exhalaba un extraño humo verde, pero no verdoso. Verde brillante, casi fosforescente. Esa era la cueva. Temiendo que el humo pudiera envenenarle, cogió aire y se interno por el pasadizo. A los pocos segundos se dio cuenta de que tenía que respirar, el camino era más largo de lo que pensaba. Con la primera bocanada esperaba sentir un olor fétido, pero resultó ser agradable y embriagador. Ryan no sabía exactamente a que olía, pero era como comida recién hecha, como flores de primavera y como el aroma que trae la brisa del mar. Después de lo que a Ryan le parecieron doscientos metros, comenzó a vislumbrar una figura iluminada a lo lejos. Creyó que lo más educado era presentarse. -Hola, soy el Alfa Ryan, hijo del Alfa William, señor de la manada de Valle Maldito. Al principio solo obtuvo una carcajada por respuesta, lo que importunó enormemente al Alfa. Pero después de la carcajada una burlona voz de ultratumba le respondió. -Muy bien, señor de Valle Maldito, ya sabía que venías. Lo sabía, pero me resistía a creerlo. Pasa, pasa… Confundido, el Alfa se acercó a la figura. Según se iba acercando iba pudiendo ver más detalles de la enigmática figura. Parecía un hombre lobo de unos cuarenta años, quizá menos, se notaba que antaño había sido atractivo, pero se veía que el tiempo lo había tratado mal. Tenía un pelo plateado que le alcanzaba la cintura, pero estaba extremadamente sucio y alborotado. Sus ropas estaban muy ajadas además de sucias. Y sus ojos, sus ojos estaban inyectados en sangre y tenía una mirada de quien no hubiera dormido en años. Una vez estaban ambos a la vista, se miraron con intensidad durante unos minutos, ninguno parecía confiar del todo en el otro. Finalmente fue el Alfa el que habló. -¿Eres Tiberius? Tiberius le respondió con una sonrisa burlona. -Tiberius el loco para servirle. El Alfa se sentía muy incómodo, no sabía si iba a poder explicarle nada a ese ser. -He oído que podéis controlar el tiempo. Por fin parecía que tenía el interés del chamán. -Muy bien… ósea que mi señor el Alfa ha decidido que quiere detener el tiempo. Pues siento ser motivo de malas noticias, el tiempo no se puede detener ni dar marcha atrás, es un gran torrente de poder, es como un río. Puedes navegarlo, remontarlo a veces incluso, pero aquellos que han tenido la osadía de ir más lejos de lo que llegaban sus capacidades, han quedado sumidos en el fondo. La explicación dejó completamente arrollado al alfa, pensaba que esto iba a ser más sencillo. Aun así no desistió. -Pero… ¿Se puede cambiar el pasado? EL chamán lo miró profundamente. -¿Estás dispuesto a aceptar las consecuencias Alfa? -Cueste lo que cueste. Tiberius echó otra carcajada. -Muy bien, tú sabrás lo que te haces. Y de pronto, el chamán, que había permanecido inmóvil durante todo el rato comenzó a moverse a un ritmo frenético, moviendo cachivaches de un lado para otro, recogiendo harapos del suelo, moviendo cajas de sitio y lanzando todo lo que no le servía. Ryan lo miraba hipnotizado, hasta que unos minutos después se le acercó agitando una botella con filigrana que contenía un líquido azul brillante. - Tienes que prepararte, ve bebiendo esto. -¿Qué es esto? -¿De veras quieres saberlo? El Alfa, que ya había llegado demasiado lejos como para volver atrás, le dio un buen trago a la mezcla. Tuvo que contenerse para no escupirla. El brebaje tenía un sabor horrendo. Era como una mezcla del whisky más fuerte que puedas imaginarte y agua de cloaca. -Venga Alfa, tienes que beberlo todo. El Alfa pasó los siguientes minutos intentando pasar la infame mezcla por su garganta, su concentración fue tal que no se dio cuenta de lo que seguía haciendo Tiberius. Cuando levantó la vista se encontró con que había extendido una especie de futón en el suelo y había escrito unas runas en la tierra alrededor del futón. -Túmbate aquí. El Alfa, pese a su falta de costumbre, obedeció. -Muy bien Alfa, ¿preparado para tu primera incursión en el tiempo? -Eh… si claro. Está bien, necesito que te concentres en un recuerdo. Puedo llevarte ahí, pero tienes que concentrarte exclusivamente en ese momento. Piensa a qué momento quieres ir y dime cuando lo tengas. Alfa Ryan pensó a qué momento quería volver, al principio se vio un poco abrumado por la responsabilidad de elegir un momento en concreto, pero poco a poco se dio cuenta de por qué estaba allí, se acordó de su Luna. Quería volver a ver a Cleo, la echaba de menos, necesitaba verla. Volvería a la última noche que estuvo con ella. - Muy bien Tiberius, ya se donde quiero ir… ¿Cuándo quiero ir?... -Bien, bien mantenlo en tu mente y por lo que más quieras no dejes que se mezclen tus pensamientos. Tiberius comenzó entonces una extraña danza alrededor del Alfa, pronunciando hechizos en un idioma indistinguible pero que parecía claramente antiguo. Según iba aumentando el ritmo de la danza, el Alfa notaba cómo el brebaje le iba nublando los sentidos y se fue quedando más y más en trance hasta que al final sólo quedó el recuerdo en el que estaba pensando.
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