Capítulo 7

1359 Words
Fernando Emma me había dejado en trance tanto que no pude evitar que mi mente viajará años atrás, hace casi 7 años había pasado a tercer año de universidad, era catalogado como uno de los más populares, no porque destacará en el fútbol o en eventos importantes de la facultad, al contrario, era un poco más dedicado a mis estudios, iba a fiestas pero sabía mi límite, tenía en claro mis objetivos, las chicas me llovía pues ser el hijo único de una gran agencia automotriz implicaba una gran suma de euros en mi cuenta bancaria y por ello su interés, era claro no me gustaba ilusionar al contrario todo era de un momento, procuraba tener extremo cuidado con las que llevaba a mi cama pues no quería problemas. Ese era un inicio de año distinto, todos murmuraban que la hija de Alexei Ivanov había entrado a la facultad de Mercadotecnia y administración, su hermano estudiaba en la de Medicina y era bueno en sus estudios, y como sabíamos el tomaría el hospital de su familia, los rumores de que Emma Ivanov tomaría el mando de la agencia Ivanova no pasó desapercibido. Había escuchado decir a mis amigos que ella era preciosa pero inalcanzable, no lo creía hasta que la vi. Se veía preciosa con esos pantalones pegados a su cuerpo, tenía piernas muy bien formadas, cintura angosta y pechos perfectos, su cabello rubio estaba suelto y sus ojos celestes brillaban con alegría y su sonrisa era perfecta, ella simplemente era radiente. Sabía su rutina, ella siempre cargaba un libro para leer, después de sus clases ella salía al jardín y se sentaba bajo un árbol para leer, mientras comía un dulce, en especial los chocolates. Era la mujer perfecta para cualquier hombre, lo que necesitaba en mi vida y que me negaba a conquistar pues ella merecía más, pero un idiota fue mucho más rápido que yo. Dante Greco, el hombre más ruin que había conocido, no yo era mejor que el pero al menos no la lastime como el. Hasta donde tenía entendido ese idiota salía con Alda Pussi la capitana de las porristas pero al ver que la cortejaba y que ya no se veía con ella supuse habían terminado. Dante comenzó a buscarla le llevaba café todas las mañanas aún cuando ella prefería el chocolate caliente, le regalo rosas y ella simplemente lo miró a él, se veía feliz por lo que no tuve nada que hacer ahí, deje que fuera feliz. No fue hasta que me entere de todo, la habían humillado frente a la universidad, la habían dejado como un juguete ante cualquiera, sentía la sangre hervir, todos aquí eran unos idiotas y su hermano tenía razón, ella era mucha mujer para cualquier hombre incluyéndome. Ese día fue la primera y última vez que la vi romperse, las lágrimas corrían por sus mejillas, su mirada se había apagado y ella no volvió a ser la misma. -¿Como te atreviste a engañarla? - estaba furioso, ese idiota pagaría por haber jugado con ella, mi puño chocó con su mejilla haciéndolo caer al piso- Eres un poco hombre un imbecil - lo obligue a pararse y volví a golpearlo en el estomago -¿A ti que te importa que haga con ella? Es una zorra casi me la follo, ¿Crees que merece que hagas esto por ella? - pregunto con odio -Lávate la boca antes de hablar de ella- lo golpe haciendo que sangrara- Te vuelves a acercar a ella y haré que terminen de hundir la empresa de tus padres- lo empuje contra la pared -No puedes hacer eso- tosio un poco -No me pongas a prueba Dante, porque me vas a conocer- lo amenace, lo había golpeado solo dos horas después de eso, había dejado de ir a la universidad hasta que los golpes bajaron por lo que nadie supo nada de ese suceso. Me había quedado dormido recordando un poco, después de eso Emma se había convertido en lo que era ahora, pero para mi seguía siendo la misma de hace años, la misma por la que alguna vez logre sentir algo y a la misma que tuve que dejar ir porque no era bueno para ella. Ahora la veía ahí en su oficina, mirando por la enorme ventana que daba hacia la ciudad, hace ya unos 30 minutos desde que entramos y ella seguía así, como ida pensando en algo, tal vez por eso no había dormido, por eso andaba aún más molesta que de costumbre. Tuve suerte de que Corín preparará mi oficina frente a la de ella y más aún que estas fueran de cristal porque así podía mirarla -Señor Ferrer, ¿Le ofrezco algo de beber? - pregunto Corinna entrando a mi oficina -Un café doble por favor- mire a Emma un momento- ¿Le has llevado el te a la señorita? - pregunte y ella nego -No, estaba por llevárselo- sonrio -No le lleves te, prepara una taza de chocolate, añade malvaviscos de fresa dentro y pon un poco de crema batida- me miro confundida -¿Es para ella o para usted? - pregunto y yo sonreí -Necesita relajarse, anda haz lo que te digo y no le digas que yo te lo he pedido- asintió y salió de mi oficina. Poco después regreso con dos vasos, dejó uno para mi y se llevó el otro, la vi entrar a su oficina y Emma se giro para verla. Menciono algo y miro la taza confundida y asintió antes de que la chica saliera, la mirada de Emma busco la mía y yo la parte rápidamente, cuando dejo de mirarme la mire de nuevo, sonreía tomando la taza de chocolate, era una sonrisa que no había visto en años. De haber sabido que solo ese detalle la haría sonreír lo hubiera hecho desde hace tiempo, había perdido mucho tiempo con ella, si hubiera dado el primer paso antes que el idiota tal vez ella sería mi esposa, tendríamos hijos y una..... Espera, ¿Estoy pensando en eso? Joder no, yo no puedo pensar así hacia ella, no la merezco, nadie lo hace, ella es mucha mujer para lo que soy yo, si nos hubiéramos conocido antes de la universidad todo sería diferente, yo no hubiera sido un promiscuo, ella no hubiera sufrido y probablemente estaríamos en igualdad de condiciones y eso haría más fácil nuestra conexión Mi móvil me sacó de mis pensamientos por lo que mire la pantalla, era mi asistente, ahora su simple precencia me hacía enfadar porque era tan insistente que no entendía un no y no quería acostarme con ella nunca más, o tal vez con nadie más. -¿Qué pasa Clarissa?- respondí la llamada molesto y ella suspiro -Amanecímos de malas, me gusta eso, pero en fin, ¿Vendrás a la oficina? - pregunto y yo negué -Tal vez más tarde ahora estoy ocupado- respondí -Han llamado de Divinity, quieren ofrecerte una mejor oferta- suspiré -No me interesa he firmado contrato con los Ivanov, ¿Algo más? - pregunte y ella sonrio -Solo saber cuando me tocaras- rodé los ojos -No volverá a pasar Clarissa, es mejor que te mantengas al margen profesional, no hay nada entre nosotros y no quiero que vuelvas a intentar algo- termine la llamada, estaba molesto pero no con ella, sino conmigo, molesto por mi pasado por no poder merecer a esa hermosa mujer que tenía enfrente, molesto por no poder ser lo suficiente para ella. Levante mi mirada y sonreí, ella bebía su chocolate y jugaba con un lapicero en su mano, suspiré tomando mis cosas e irme, no podía seguir así, no podía seguir pensando en ella, no cuando era un imposible, una mujer prohibida para mi, no debía verla, no debía enamorarme ella no debía fijarse en mi porque yo no soy lo suficiente para ella y me negaba a lastimarla de nuevo. Salí de la empresa y fui directamente a la mía, no llegué a mi oficina me fui directamente al taller donde comencé a diseñar nuevos modelos, tenía la inspiración necesaria pues ella me inspiraba a mucho
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