Capitulo 9.

1014 Words
Llegué a casa con el corazón en la mano, cómo fue posible tanta coincidencia.? Esperé que pasara un poco el susto antes de sentarme a comer, en verdad devoré la comida tal vez por los nervios. Pude verlo en el espejo retrovisor cuando salió a buscarme..Será que reconoció mi voz.? Qué tonta fui.! Sí hubiese caminado en vez de correr al auto de seguro me atrapa. Estoy tan llena y con sueño que solo quiero dormir. Limpie mi desastre de lo que comí y subí a mi habitación. Al llegar recordé el arsenal de anticonceptivos, debía tomar la píldora, tuve que volver a la cochera para tomar la bolsa, debo esconderla Me esperaba una larga charla con mi hermano, me sentía ansiosa. Recordé la bendita camisa de aquel hombre que ahora tenía un nombre. Carlo.! Maldito aprovechado, no vió que yo estaba ebria.? De todas formas no lo culpo, fui yo quien lo provocó. Sí tan solo hubiera sido Leandro, de verdad que pudo haber un futuro junto a él. Mariana bajó su mirada algo arrepentida. Leandro jamás se fijaría en ella sabiendo que se entregó a cualquier hombre. El mundo es tan pequeño, qué iba a imaginarme encontrar a Carlo. Su amigo al parecer es socio de nuestra familia. Mauro.! No recuerdo haberle visto antes, debe ser nuevo. Mierda.! Qué haré de ahora en adelante, por alguna razón me siento sucia, probablemente las circunstancias en las que se dieron las cosas, tan fácil, algo que jamás visualice. Tomé la camisa del armario, aún conservaba ese olor masculino, el cual me hipnotizo de alguna manera. En verdad me gusta su fragancia, ese cuerpo de hombre maduro y ... Pero en qué diantres estoy pensando.? Ya Mariana, concéntrate.! Eso no volverá a suceder. Recordé la nota en el bolsillo y revisé si en efecto había un número. Para suerte mía o desgracia, estaba ahí. Ver los dígitos y saber que era real me descolocó. Por qué el maldito tuvo que hacerme sentir tan bien en mi primera vez. No voy a negar que se sintió.... delicioso, la sensación de sus besos, sus caricias, sus abrazos, sus manos al recorrer cada centímetro de mí cuerpo. No sé en qué momento me encontraba con mis dedos dentro de mis pantalones tocando mi sexo, el cual palpitaba deseoso de más. Él, en serio sabe cómo complacer a una mujer, eso me recordó una idea vaga de sí lo dijo o no. Que yo querría más de él y me volvería loca por sentirlo una vez más. Será que sí lo mencionó o es producto de mi imaginación.? Vió una vez más los números, tomó su teléfono y tecleo cada uno de los dígitos. Su corazón estaba acelerado, en verdad se atrevería a llamarlo.? Respiró y controló sus pulsaciones. Presionó el botón de llamada el cual timbro dos veces. Entró en pánico cuando recordó que su número no era privado así que colgó antes de escuchar la voz de Carlo. Qué estúpida soy, qué hice.? Y si descubre que fui yo quien le llamó.? Bueno, pondré de excusa que quería devolver su camisa. Ahhhh,.! Por qué hice eso.? Se quedó viendo su teléfono un momento esperando que devolvieran la llamada. Al final se durmió de cansancio acumulado. Carlo volvió a ver el número extraño cuando pudo tomar su teléfono después de la junta. Seria ella.? Estuvo tentado a devolver la llamada, pero primero averiguaría alguna información de Mariana. Le llamó a su asistente para verificar el número. Gastón, podrías venir a mi oficina.? Sí señor, iré ahora mismo. Al cabo de un minuto tocaron a la puerta. Adelante.! Digame, en qué puedo ayudarlo señor.? Averigua de quién es éste número, lo necesito rápido. Algo más señor.? No, puedes retirarte. Gastón salió con el trozo de papel en su mano. Sería ella la de esta mañana en el restaurante.? Mierda.! Necesito encontrar a esa chica. Al cabo de cinco minutos Gastón volvió con una hoja. Qué encontraste.? Bueno, el número le pertenece a Mariana Ford, me tomé en atrevimiento de investigar un poco más. Es hija adoptiva de la reconocida familia Ford de Inglaterra señor. Bien, gracias, puedes irte ahora. Con gusto señor. Carlo tomó la hoja algo confuso. Por qué esa chica no utiliza el apellido Ford.? Según lo que mencionó Mauro la adoptaron desde muy pequeña, será que no es feliz con ellos y por lo tanto no usa su apellido.? Eso sería ilógico, ya que le celebraron su cumpleaños. Aunque por otro lado podría ser debido a las apariencias. Así que me llamaste mujercita, sabía que lo harías, nunca me equivoco, caen redonditas a mis pies después de la primera vez. Sí me buscas es porque quieres más, cierto.? Jajaja, entonces te daré lo que quieres Mariana. Carlo no la llamó, la dejaría sufrir, probablemente ella estará esperando el regreso de su llamada e ignorarla será su mejor jugada. Hará que sea ella quien lo busque y le ruegue por hacerla suya una vez más. Debo preparar el terreno si es el caso, le daré una exquisita sorpresa cuando la tenga en mis brazos. De solo recordarla Carlo sintió que su pantalón se apretaba al excitarse pensando en Mariana. Jamás en la vida había estado con una adolescente. Habían chicas jóvenes en su lista pero ninguna como ella. Esa diminuta cintura la cual sentía que podía tomar con solo una mano, sus senos redondos y duros, morderlos fue como ir directo al paraíso. Envolver mis manos con ese cabello sedoso y brillante que olía tan bien . Ver esa pequeña flor entre sus piernas humedecerse con mi lengua y mis dedos. Maldición mujercita.! te daré duro cuando te tenga una vez más. Estabas tan estrecha y jugosa para mí, haré que grites mi nombre y me ruegues follarte tantas veces como sea posible día y noche. Mauro tomó su computador, abrió un link, en el había una página, la cual tenía varios vídeos, pero uno en especial con miles de reproducciones. Lo vió una vez más, su rostro estaba censurado, más no el de la chica. Puttana.!
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