Lee, con todo su malestar, dio media vuelta y caminó hacia la salida a paso lastimero, volteando a mirarla una última vez antes de abrir la puerta y atravesar el umbral, cerrando tras de sí. Marie lo miró desaparecer y entonces allí sí aprovechó a llorar todo lo que quiso, llevándose una mano a la boca y frunciendo su expresión para sumirse en un verdadero llanto; no porque había sido traicionada por Lee en particular, sino porque esto ya era otro punto que confirmaba que estaba totalmente sola en el mundo. Marie se había recostado del borde de su escritorio minutos antes de que Lee saliera porque había comenzado a sentir una punzada de dolor en su vientre, aparentemente la menstruación se le había adelantado en las fechas estipuladas, casos similares se habían visto. Todavía
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