En su apartamento, Marie estaba a punto de dormirse, pero una llamada llegó a su móvil. Abrió los ojos y se incorporó sobre el colchón, no necesitaba pensar mucho para adivinar quién la estaría llamando, de las personas que podían solicitar una conversación con ella al número personal era su abogado el que estaba autorizado para llamarla a la hora que fuera necesario y más entonces, que Marie estaba al pendiente de un par de situaciones legales que a decir verdad no era como si le permitieran dormir del todo tranquila. El frío del piso le dio la sensación de habérsele congelado cada hueso cuando colocó la planta de los pies desnudos sobre la cerámica, pero no le prestó tanta atención a ello e intentó despabilarse más, apartando su rebelde cabello de la cara para p