Bostezo en cansancio y acomodo mejor mi espalda en el espaldar de mi cama. La luz nocturna que entra por la ventana es lo único que me permite divisar el cuerpo de Amaru y mi mano en sus cabellos me permiten tocarlo y de este modo garantizar de que no es una mala jugada de mi mente. Su cabeza se encuentra entre mis piernas dando de frente hacia mis caderas y su cuerpo tendido en mi cama con los pies encogidos. Su postura no parece del todo cómoda, pero viendo que se ha quedado ahí por más de media hora, me hace saber que para él sí lo es. —Se acerca mi cumpleaños —murmura con voz ronca y se remueve para quedar boca arriba en mi regazo. Esto es lo primero que ha dicho esta noche, en donde se coló en mi habitación y sin preguntar tomó mis piernas como almohada. —Y también la fecha para qu