—No puedo, no aguantaré por más tiempo.
—Un poco más, solo resiste unos minutos más —Amaru deja salir en un tono de voz rasposo.
Aprieto mis labios y volteo mi rostro hacia el lado, enfocando mi mirada en las hojas de los árboles que nos rodean, las cuales son sacudidas con apacibilidad por el viento gélido que viene y va, y me ayuda a distraerme de las sensaciones abrumadoras y distintas que me abordan.
La danza tan trivial que se presenta ante mis ojos cada vez que el viento sopla, se convirtió en mi escape, lo es desde que la prenda que cubría la parte de mi cadera y mis muslos fue quitada, mis pensamientos tratan de abarcar hasta la mínima cosa que pasa a mi alrededor para de esta forma quitar de mi mente la neblina que se ha formado desde que su cabeza se coló entre el medio de mis
