Cuando despertó, fue justo después del amanecer y las calles estaban cubiertas por una cálida neblina. Incapaz de volver a dormir, se vistió con un par de shorts flojos y una camiseta sin mangas y decidió ir a caminar. Luego de tomar un ligero cárdigan del perchero junto a la puerta, ella dejó la casa. Sin ningún objetivo en mente, se dejó vagar por las calles vacías. A través de la niebla, pudo ver el rocío que se había formado en las plantas y objetos que pasaba, ausentemente trazó con un dedo la manilla de una bicicleta apoyada contra un poste delgado mientras pasaba. Sin detenerse, ella talló el agua que había quedado entre sus dedos por un momento antes de secárselos en sus shorts. Tenía que suponer que seguía en estado de shock, porque su mente se rehusaba a procesar algo más que s