Capítulo 9 Punto de vista Maximiliano. La satisfacción que hay en mi pecho no tienen precio, sabía que la vería de rodillas ante mi tarde o temprano. Debo admitir que tardó más de lo que pensé, pero ha valido la pena cada maldito segundo. Sus rodillas en el piso casi rozando las suelas de mis zapatos, sus manos frente a ella en un gesto de súplica y sus ojos llorosos es lo que necesitaba ver para sobrellevar esta semana. Su olor me llega mucho más intenso al tenerla tan cerca, huele muy bien. Me encanta ese olor y no he podido evitar inspirar justo en el momento en el que pasó por mi lado para entrar a la oficina. Es una maldita coincidencia que tenga cierta debilidad con los jazmines, que ella se llame Jazmine y que huela como uno. —Señor Nowak, por favor. Haré todo lo que us