—La próxima vez que me hagas desnudar y me dejes plantada no te lo voy a perdonar —tomándome de la nuca con fuerza me estampó un beso donde casi pude sentir su lengua en mi garganta.
No sabía que tuviera la lengua tan larga en nuestros encuentros anteriores no la noté tan larga, eso me encendió como una moto y estuve a punto de quedarme allí, pero ya estaba comprometido con Vero. Mientras subía a la habitación mi sexo se puso muy duro recordando ese beso.
En la habitación me quité el saco, el corbatín, el chaleco, la camisa y los zapatos quedando solo en pantalón y franelilla, me serví un whisky del minibar y salí al balcón donde un ligero olor a pólvora aún se sentía en el ambiente, me senté en una de las sillas del balcón a mirar las luces de la ciudad de Porlamar y Pampatar mientras l
