Todos nos quedamos mudos y absortos mirando como Cami iba en dirección a donde estaba Gise. Yo sentí mi corazón agitarse, seguramente todos en la mesa sintieron lo mismo, tanto así que todos se acomodaron en sus respectivas sillas, como dispuestos a salir disparados como en una competición típicas de fiestas. Cami llegó a donde Gise que estaba de pie en la arena, en la penumbra de la noche las luces del hotel hacían que las prendas blancas de lino resaltaran dejando algunas partes del cuerpos semi oscuras apenas visibles por el brillo tenue de la piel. Cami inició la conversación, Gise parecía inmutable no la miraba, durante unos momentos se veía a Cami girar la cara en dirección a Gise, no podíamos saber si Gise hablaba, solo podíamos esperar. En la mesa había silencio absoluto, nadie