El agua estaba calmada y tan cristalina que permitía ver algunas rocas en el fondo fácilmente, también estaba algo fría, pero luego de un rato el cuerpo se aclimata y la siente fresca, el sol inclemente ayuda a soportarla más fácilmente. Camino hasta que el agua me llegue al pecho sumergiéndome de rato en rato para enfriar mi cabeza calentada por el sol. No tenía ni 10 minutos cuando las veo aparecer en la arena saliendo de la otra playa buscándome, tomé aire profundamente y me hundí en el agua, agarrándome de una roca cercana para no flotar. Aguanté lo más que pude y subí a la superficie. Las tres estaban mirando en todas las direcciones buscándome y cuando me vieron las niñas se sorprendieron y se acercaron corriendo, Vero puso cara de cañón y las siguió. Llegaron a donde estaba yo y