Ese día el humor de doña Zaira estuvo de buenas, comprendí que hay que halagarla, ¿A qué mujer no le gusta que la halaguen? Y yo me iba a encargar de mantenerla alegre. Los días previos a la intervención quirúrgica de la suegra había cierta tensión, todos en casa estaban ligeramente preocupados, más por el riesgo de la edad, que por la intervención que era muy común con muy pocas o nulas complicaciones, ; aunque, doña Zaira parecía tener apenas 50 años y hasta menos, nunca deja de existir un riesgo mayor a los 65. Creo sin temor a equivocarme que doña Zaira tuvo mejor ánimo esos días previos, siempre que yo podía bien temprano en la mañana la hacia sentir hermosa y deseada, ; aunque, ella terminaba nuestras charlas recriminando mis osadías y zalamerías baratas, ella finalmente terminaba