—Sí, pero nadie lo sabe, ni siquiera ellos.
—Sergio, ¿cómo te atreves...
—¿Me atrevo a qué? —La interrumpí rápidamente— ¿a tratar de unir y de hacer feliz a dos personas? Sí, claro que me atrevo, pero no por atrevimiento Cami, aunque, no lo creas soy un romántico. El capitán también es viudo y por muchos años no lo he visto con alguien. Piensa en tu mamá, ella necesita a alguien a su lado, necesita estar con alguien más pronto que tarde. Tú llevas dos días sin hacerlo y mírate como estás —dije de forma acusadora.
De pronto me vi volando hacia atrás y hundirme bajo el agua al caer violentamente de espaldas producto del empujón que me dio en el pecho con ambas manos. Vaya que sí tiene fuerza.
—Y da gracias a Dios que no es más profunda la playa porque te ahogo aquí mismo —dijo fúrica cua
