La cara de horror de Gise era de auténtico espanto, sin embargo, se quedó corta ante mi cara de terror y ni hablar de la cara de la suegra. Era como yo haber visto la muerte y la suegra haber visto un muerto. No era para menos, la situación era para morirse en el acto. Ver convertida a Gise en una fiera y dirigirse de manera amenazante hacia mí para desatar a golpes su furia, me hace dar un sobresalto y despertar de la pesadilla todo asustado colocando mis manos en posición de cubrirme del ataque que estaba por recibir. Mi respiración era rápida y el corazón acelerado, estaba muy agitado mirando hacia la puerta en la oscuridad. Tomé el reloj y vi la hora, no habían pasado ni 15 minutos desde la última vez que vi la hora al acostarme pensando en los acontecimientos del día y que sin darme