Ese fin de semana fue algo conmovido en casa, al día siguiente de la reunioncita de Cami y sus amigas, y lo de la suegra, al suegro le hicieron entrega del yate que había mandado a repotenciar hacía casi 4 meses y todos en casa estaban entusiasmados por saber hacia donde sería el próximo viaje. Sin embargo solo el suegro y yo salimos ese sábado en el yate. El paseo consistió en darle la vuelta a las tres islas que conforman el estado Nueva Esparta y tenía un propósito, el suegro quería hablar seriamente de negocios. Y me despertó bien temprano para ello. Su idea era convertir la nave en un muy exclusivo yate de fiestas, recalcando “muy exclusivas”, solo para un target muy selectivo y sin importar lo que en él se haga. Había algo misterioso en lo que él estaba proponiendo, sentía que querí