—Por allá en 1950 mi madre conoció a Guillermo Arévalo en Valencia, España. Él era un comerciante de Madrid con mucho dinero. España cruzaba en esos momentos una especie de aislamiento económico cómo consecuencia de que Franco había ayudado a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y la vida con Franco era algo dura según me contaba mamá, ella trabajaba en un bar cerca del puerto y al que iban muchos comerciantes que compraban mercancías de contrabando con países africanos, ella casi siempre atendía las mesas y a veces la barra y algunas veces cantaba. Un viernes en la noche, ellos se conocieron mientras ella atendía las mesas a unos comerciantes, se gustaron y tuvieron un romance por varios días, según mamá fue algo muy intenso y ella se sintió ilusionada. El problema vino cuándo antes