Corazón Acelerado

2437 Words
Ese viernes, esa primera semana de vacaciones llegó Cami de Caracas, la habitación de ella está al lado contrario del baño, así que tenía que andar con mucho más cuidado ahora, ya que con ella no me la llevaba bien aunque tampoco nos llevábamos mal. Aunque la noticia de que estábamos viviendo en la casa no fue de su agrado. Vero y yo siempre nos llevamos bien, desde que Gise y yo nos hicimos novios, pese a lo bien que nos llevábamos no éramos más cariñoso que un saludo afectuoso, pero si noté un cambio en su actitud en esos días, cuando me saludaba casi me brincaba encima y me decía mi cuñado preferido, —claro como si hubiera otro— le decía yo, los besos en los cachetes fueron más frecuentes y eran más sonoros que de costumbre, a toda hora y delante de todo el mundo, inclusive había una intensidad extra en ellos. Mi suegro la verdad, lamentaba que Cami no se la llevara tan bien conmigo. Ese viejo siempre me tuvo mucho aprecio desde el principio, muchas veces veíamos partidos de fútbol o baseball juntos y ahora en casa yo era la excusa perfecta para que de vez en cuando nos tomáramos unos whiskys antes de acostarnos y siempre hablando de hacer negocios juntos, como socios para el beneficio de la familia. Su consorcio comercial es muy grande y se auto abastecía con empresas proveedoras de su propiedad en el extranjero, que a veces me hacía pensar que él no tenía necesidad de un negocio nuevo, y mucho menos conmigo, por eso yo no terminaba de tomarlo en serio. Con Cami en la casa la dinámica cambiaba un poco, recelosa de mi compañía con su papá siempre andaba poniéndome mala cara, yo no sabía cuan cariñosa era ella con su papá, ni con los demás. pensé que por su trato hacia a mi pudiera ser más indiferente con los demás, pero si podía notar que ella con su papá y con la misma Vero era algo más especial. Entre Vero y yo había ahora un hilo de complicidad, a veces nos mirábamos cuando hacía un comentario especifico en el que ya ella sabía, que en la noche o en la tarde tendría sexo con Gise. Y cuando en alguna conversación familiar salía a relucir alguna indiscreción s****l o una guarrada y hasta un chiste, cosas que extrañamente no faltaban en la familia, eran muy comunes, sobre todo si había doble sentido, la única que se alteraba por tales cosas siempre era Gise al saberse descubierta o al ser muy obvios los comentarios como tal. Vero me miraba de inmediato y yo a ella, siempre como cómplices de un secreto que ninguno se atreve a confiarse, pero se está seguro que el otro lo sabe. En las noches a veces me quedaba viendo películas en el salón en una de las tumbonas con o sin el suegro, Vero nunca se quedaba hasta tarde, pero en esos días empezó a quedarse más conmigo, ella se sentaba en un sofá de cuero al lado de donde yo siempre me siento. Nosotros además de ver las películas hablábamos de sus cosas y mis cosas, hablábamos muy poco de sexo, o mejor dicho nada. Siempre había una tensión en el aire. Y el silencio aunque era incomodo, era también excitante. Una noche estaba viendo en cable una película con algo de censura light, yo la verdad ya la había visto hace años, pero es de esas películas que uno siempre puede volver a ver sin aburrirse, en la parte donde había sexo, noté que ella empezó a ponerse inquieta, la noté mirándome de reojo a cada rato, empecé entonces e estirarme en el mueble y dejar que una erección formara la carpa correspondiente, como estaba en short y franela era difícil ocultar. Más aún ella miraba hacia donde estaba yo y la noté apretando las piernas y cruzándolas, yo me sentí con valor y me incliné hacia el mueble donde ella estaba y puse mi brazo detrás de ella en el apoya cabezas, a ella eso la puso nerviosa y noté una rápida respiración, me atreví a ponerle una mano en el hombro y ella de un brinco salió corriendo de la sala, yo me asusté porque pensé que me había pasado de la raya y quizás contárselo a alguien, pero luego me tranquilicé y pensé que no sería posible por que no realmente no hice nada malo, solo coloque mi mano sobre su hombro. Después de ese incidente evite hacer cualquier tipo de acción que pudiera ser mal interpretada por Vero. Vamos, que de por sí ya tenía toda la mala intención que ustedes le quieran dar. No quería que nada fuera más intencional que lo obvio. Ya que no podría negarlo. De otro modo quería que cualquier toque o roce se viera como un accidente o una casualidad, que sea a lo que yo abogaría. Pero un cargo de conciencia me invadió luego, la mañana siguiente al día del acontecimiento en el sofá. Desperté temprano con mi erección matutina. Y ella pasó por mi mente de manera fugaz, fue tan intenso lo que sentí en mi sexo, que tuve que llevar mi mano hacia él y masturbarme violentamente como un degenerado desesperado. Si hice unos 15 movimientos fue mucho. Inmediatamente tomé conciencia de lo que estaba haciendo, de lo instintivo que estaba actuando, como un depredador frente a una indefensa presa, era irracional actuar de esa manera y me asusté de solo pensar en la catástrofe que pasaría en casa. Solté mi sexo y me fui a dar un baño de agua helada para calmar mis instintos básicos. Pasé unos dos o tres días atormentándome, una parte de mí hacía todo lo posible por evitar mirarla de otra manera, que no fuera la niña de la casa, la hermanita menor de mi esposa, el tesoro más preciado y prohibido de la familia, y ahora mayor de edad. Tal tormento hizo en algún momento pensar en ir a un psicólogo, pues pasaba todo el día buscando en que pensar cuando ella venía a mi memoria. Fue impresionante la cantidad de temas para pensar. Desde odontología marina hasta carpintería espacial. Esos días de pensamientos locos fueron pasando. Si bien desde "ese" día del sofá yo evitaba a Vero o simplemente estar cerca de ella. Ella al parecer hacía otro tanto. Hasta que accidentalmente un día que habíamos terminado de cenar y de tomarme un café con el suegro subí a la habitación con la intensión de bajar de inmediato a ver un partido, así que dejé la puerta abierta del ático. Y creo haber visto a Vero moviéndose en su habitación cuando pasé a la mía. Como yo no iba en plan de sexo con Gise, ella sí tenía todas las intenciones para conmigo. Cuando llegué arriba ella estaba desnuda esperándome, en una pose que no dejaba duda alguna que era lo que ella deseaba en ese instante. Al recordar que había dejado la puerta abierta iba a devolverme para cerrarla, pero no lo hice, pensando que haría algo rápido y ya. Simplemente me abalancé sobre mi esposa. Ella ese día no se reprimió de gemir en ningún momento durante todo el tiempo que duró el acto, al punto que pensé que además de Vero, el resto de la familia también subiría por el escándalo. Pendiente de mirar hacia la escalera a ver si Vero se asomaba, me decepcionó un poco no verla allí, pero finalmente me convencí de que era lo mejor. Hasta un día que la otra parte de mí, "La inferior" pudo más que la superior! Yo tenía creo que dos días sin pensar en ella, ni para bien ni para mal. Era sábado y muy tarde, cerca de las dos de mañana, después de haber tenido una sesión ardiente de sexo con mi esposa, no me pude dormir al momento, entonces mientras daba vueltas en la cama. Me dio hambre. Trate de ignorar el hambre pero no pude, así que en bóxer y descalzo bajé a tomar agua. No le di importancia al hecho de que la luz de la cocina estaba encendida pues casi siempre está encendida todas las noches. Se me iba a caer la quijada cuando al cruzar la puerta de la cocina veo el ano más hermoso que había visto hasta ese momento, rosado liso y pequeñito y de nalgas abiertas de par en par y más abajo una vulva abultada entreabierta de un rosado intenso en el medio y con una escasa vellosidad clara y la dueña de eso estaba buscando algo abajo en la nevera. Vero con sus piernas rectas ligeramente abiertas, descalza y el cuerpo enteramente flexionado, tenía una franela vieja mía que le había regalado hace tiempo y la estaba usando como bata de dormir y sin bragas, en ese momento la abertura holgada me mostraba sus senos en algo de sombra. La oleada de adrenalina que mi corazón recibió fue tal, que un ritmo taquicárdico se disparó, al punto de sentir la presión del flujo de sangre en mi pene y la erección pasó en un instante de –10 al 120% de plenitud y dolorosa. Me acerqué lentamente y me coloqué detrás de ella. A medio paso sin dejar de admirar esas dos nalgas perfectas y la diana rosada. Y llevándome una mano empuñada a la boca hice sonar mi garganta llamando su atención. Ella se irguió con una velocidad impresionante, llevando una de sus manos libres a taparse sus partes expuestas bajando la franela consciente de su desnudez y girar sobre sí misma en un giro de 180° y quedar frente a mí. Con la otra mano en la boca terminando de meterse un gran pedazo de pastel, Su mirada fue de estupefacto al verme a la cara, supongo que la última persona que ella esperaba ver era a mí, se puso roja de inmediato y bajó la mirada… error. Al encontrarse con la conocida erección de mi bóxer, un atragantamiento y una tos violenta se hicieron presente y girando su cara rápidamente hicieron que todo el pastel de su boca saliera disparado por entre sus dedos, dejado un reguero de migajas de pastel por todo el piso de la cocina. Un ruido a lo lejos de pantuflas que bajan las escaleras en la sala nos hizo dar un brinco y nos miramos como culpables, ella intentando contener la tos impertinente aún botando pedazos de pastel al piso, y yo intentando tapar la brutal erección en mi bóxer, entonces salimos corriendo en puntillas hacia el cuarto de servicio. Ella iba a correr hacia la izquierda donde estaba la lavadora, la secadora, el refrigerador auxiliar y la habitación de servicio. Pero yo la tomé del brazo y la halé con fuerza hacia la puerta que da al estacionamiento que estaba abierta y corrimos a escondernos en la penumbra de la oscuridad, detrás de una de las camionetas de los suegros. Con el corazón en la garganta nos metimos detrás de una de las camionetas y colocando mis manos en sus hombros me pegué a ella sin tomar en cuenta mi erección. Les juro que en ese momento de susto no tenía intención de entallarla o puntearla con mi sexo. Sin embargo mi pene quedó colocado entre sus nalgas sin darme cuenta. En la cocina entró su mamá, la suegra. Y al ver el reguero de comida empezó a pelear ella sola culpando a Guille. Entró al cuarto de servicio buscando una escoba y una pala. Y se fue a la cocina a limpiar y continuó peleando entre dientes, regresando al rato a colocar las cosas en su sitio. Todavía con el corazón acelerado, empezamos a calmarnos al ver de la que nos habíamos salvado si nos hubiéramos ido en la otra dirección. Bueno mejor dicho, de la que yo me había salvado. Ya que ella tenía una franela grande que usaba como bata y nada de la que se le pudiera culpar, pero yo estaba en bóxer, semi desnudo y con la v***a parada... llevaba todas las de perder. Mientras Vero aún con las manos en la boca tosía levemente por algunas migajas de pastel mal tragadas en su garganta Al salir de la cocina, la suegra apagó las luces quedando el garaje completamente a oscuras de la poca luz que entraba por la puerta de la cocina. En silencio nos quedamos quietos esperando el tiempo prudencial, cuando tomo en cuenta de cada vez más dolorosa mi erección que tengo y entallada por detrás a mi cuñadita y ella seguía tosiendo. Quise moverme pero preferí quedarme así como estaba y noté que la tos era fingida. Eso hizo que mi erección creciera un 10% más. Nunca antes la había sentido tan potente y empecé a empujar levemente hacia adelante justo cuando ella tosía. Entre sus tos fingida, mis suaves embistes y mi abundante secreción de líquido pre seminal que ya había empapado también su franela en la parte de las nalgas, habían hecho que mi pene se hundiera entre esas dos bombas y se acoplara casi perfectamente sobre su entrada, solo era cuestión de hacer desparecer la tela que nos separaba, un empujón y hasta el fondo. Mirando hacia ninguna parte en la oscuridad, teníamos un ritmo marcado, ella tosiendo y yo empujando cuando de pronto una eyaculación brutal se hizo inminente y apretándola de los hombros la fui inclinando su torso hacia adelante y hacia abajo lentamente, mientras ella aún seguía tosiendo y empecé a entallarla más fuerte y más rápido sin importar el ritmo que ella tenía con la tos. La descarga dentro del bóxer fue bestial era muy caliente y ella lo sintió, pues dejó de toser, mientras yo aún entallaba su culo al ritmo errático de la eyaculación. De pronto nos quedamos quietos y noté en ella cierta inquietud en su cuerpo. Estaba obviamente muy excitada y necesitaba acabar así que intente llevar una de mis manos hacia su sexo. Al igual que la otra vez, cuando bajé mi mano derecha hacia uno de sus senos, ella dio un salto y soltándose de mí salió corriendo... ¡Mierda la cagué! —pensé, debí haberme quedado en lo que estaba. Seguramente ella hubiera dado el siguiente paso, pero tenía que irme de atorado. Ahora si seguramente le irá con el chisme a alguien. En caso de no hacerlo, debía evitar este tipo de situaciones que nos podría... no, que me podría traer problemas a mí. Algo preocupado para no decir asustado me fui a dormir, no sin darme un baño antes.
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