—Sí —dije firmemente. —Bueno —empezó luego de una pausa— M-Me excité… —dijo apenada. —¿Y qué más? ¿Cómo te fue anoche con Alberto? —Bien —respondió rápidamente, muy rápido diría yo. —¿Solo bien? ...Me vas a disculpar, pero esa sonrisa de alegría de Alberto hoy, ni cuando en El Tunal la tuvo. —Anoche… hicimos de todo —dijo finalmente una apenada Gise. —-¿Cómo es que eso no te hace sonreír? ¿Acaso no quedaste satisfecha? O ¿quedaste adolorida? Mira que les dejé lubricantes y jugueticos en la habitación… —dije en forma pícara. —… Sí ...los usamos —dijo finalmente apenada y con una tímida sonrisa. —¿Y cómo es que esa hermosa sonrisa no está deslumbrando a los demás hoy? —dije alabándola—¡Ves!Mira, todos estamos sonrientes hoy, porque todos lo pasamos bien anoche. Eso es lo que debe imp