Un fin de semana de apariencias, falsedad y simulación.
Huyendo de la castaña, porque acostarme con ella, representaba pérdidas más que beneficios. No me había costado nada mantener mi p¡to bien guardado; después de todo ya se había divertido en otra época de mi vida, se había saciado, lo había sangrado. Y aunque Ivana era una tentación, mi lado racional se imponía.
-Gracias por acompañarnos Sören –El anfitrión y destejado estrechó mi mano con fuerza.
-Señor Marlon, es un privilegio para mí ser parte de esto –Respondí a su apretón de mano.
-Además, tengo que agradecerte que te hayas portado como todo un caballero con mi hija –No sabía cómo interpretar su expresión: apenado o desilusionado de ella.
-¿Puedo hablarle con sinceridad? –Tenía que manejar la situación.
-¡Por favor! –Pidió.
-La belleza de su hija es indiscutible, además de que es inteligente; por lo mismo, soy consciente de que no es mujer de una sola noche –Tomó con fuerza mi hombro, y su sonrisa estaba llena de complacencia –Señor Marlon, usted va entenderme, en este momento mi único amor es mi empresa, quiero hacerla crecer; y cuando mis prioridades cambien, me refiero a formar una familia, podría solicitar su permiso para intentar algo serio con Ivana –Realmente, no tenía intenciones de casarme; no obstante, emparentarme con la familia Marlon en un futuro, podría significar demasiado socialmente.
- Sören, independientemente de la situación con mi hija, tienes mi completo apoyo –Detecté el orgullo en sus palabras y me hizo sonreir.
-Gracias Señor Marlon –Finalmente obtuve la simpatía de quien debía.
Desembarcamos, caminé por el puerto, donde Gill ya esperaba por mí.
-Buenas noches Señor Anderson –Tomó mi maleta, mientras sostenía la puerta abierta, para que yo entrara en la parte posterior del auto.
-Buenas noches Gill –Me introduje en el vehículo, satisfecho con mi desempeño de las últimas 36 horas. Lograr el apoyo de la Familia Marlon, era otro eslabón uniéndose en mis planes.
-¿A casa? –Me cuestionó por educación.
-Sí, Gill. ¿Hubo alguna novedad? –Ni Casio ni Arnoldo me llamaron en todo el fin de semana, suplicaba porque se hubieran mantenido tranquilos.
-El embarque del Señor Iturbide llegó a tiempo –Se limitó a informarme.
Cuatro días en medio de la ansiedad. Que aproveché para ordenar y tener juntas: con empleados, jefes de departamento y clientes sumamente significativos de Anderson Security; en lo que esperaba por la resolución de la licitación. Al menos Gill, no me había reportado algún altercado con Casio o Arnoldo, y eso me daba cierta paz. Y Dimas, no me había vuelto a llamar, suponía que todo iba bien; sin embargo, sabía que eso requería también atención, además que irme a la casa de seguridad, lo utilizaría como unas vacaciones de la empresa.
-Señor Anderson, tiene una llamada del Licenciado Palacios –Nisha anunció por el intercomunicador.
-Pásemela –Respondí desesperado.
-Buenas días Señor Anderson –Saludó con educación el Licenciado.
-Buen día Licenciado, ¿me va a dar buenas noticias? –Cuestioné directamente, provocando que él se carcajeara.
-¡Felicidades! –Eso fue suficiente, sonreí con el sabor de la victoria –Anderson Security, es la primera opción para trabajar con nosotros. ¿Podría pasar el día de mañana para revisar el contrato y firmarlo en caso de que estemos totalmente de acuerdo? –Preguntó con cortesía.
-¡Por supuesto! –Estaba emocionado. Los beneficios que representaba el contrato con el Poder Judicial, se extendían a mis dos negocios - ¿A qué hora? –
-A las 10 de la mañana. ¿Está bien para usted? –Eso no importaba.
-Un segundo -Revisé la agenda electrónica que Nisha actualizaba constantemente –Sí, no hay problema –No lo había, cancelaría la junta que tenía a esa hora.
-Nos vemos entonces mañana Señor Anderson. Qué tenga buena tarde –Se despidió y colgamos la llamada.
Una cosa menos por la cual preocuparme.
Llegué a tiempo por la mañana a las instalaciones del Poder Judical de Ciudad Iks, topándome con que había un evento de abogados.
-¡Vaya, vaya! Jamás pensé en topármelo por aquí, Señor Anderson –Esa conocida y despreciable voz.
-Licenciado Stewart –Extendí mi brazo por educación, porque la verdad era que podía golpearlo hasta matarlo –Debo admitir que yo tampoco esperaba verlo por aquí –Lo humillaría enfrente de las personas que nos rodeaban; a pesar de que yo era la persona menos indicada para decir lo que estaba a punto de salir de mi boca.
-¿Por qué? –Cuestionó ofendido –Este es un evento del Colegio de Abogacía –
-No sabía que los abogados de delincuentes podían pertenecer a éstas Instituciones –Se carcajeó con descaro; aun cuando algunos hombres se giraron prestando atención a nuestro encuentro.
-La opinión pública generalmente no concuerda con las sentencias por parte de los jueces –Su actitud despreocupada me molestó, porque siempre sacaba a los empleados de “Don” de acusaciones legales. Pero no podía acusarlo de nada, absolutamente nada –Le recomiendo no guiarse por los chismes –Remató e incluso me guiñó el ojo el muy hijo de puta.
-Licenciado Stewart –Un abogado se acercó para interrumpir –Es hora de la fotografía –Lo tomó del brazo, pero él se zafó con gracia.
-Señor Anderson –Volvió a extender su mano; pero inesperadamente se me acercó en un abrazo –A mí no me engañas, sé perfectamente quién eres –Sonreí con frustración. Tenía años fuera del radar de los bajos mundos; pero él, al ser un empleado de “Don,” por supuesto que sabía de mí.
La mañana, que debió haber transcurrido con regocijo, la pasé con una pésima actitud.
Llegué a casa sumamente molesto. Requería despejarme. Preparé una maleta y llamé a Gill. Lo convertiría en un multiusos.
-Gill, ven a mi casa –Hablé sin preámbulos, ordenando.
-Voy para allá –Lo escuché responder y colgué.
Después de 10 minutos, vi el auto atravesando la entrada del edificio, y me encaminé al elevador con mi maleta hecha, esperando por que apareciera frente a mí. Las puertas de la caja metálica se abrieron.
-Buenas noches Señor Anderson –Saludó como de costumbre.
-Buenas noches -Entré con él, y presioné el botón que nos llevaba al último piso -Te vas a quedar al frente de la empresa y de los otros asuntos –Se giró a verme desconcertado –Cualquier cosa que suceda me llamas, voy a estar disponible. Sólo… Sólo necesito atender otro asunto –Consideraba que, Anderson Security ya funcionaba con los proyectos sin necesidad de que yo estuviera presente; y Gill ya tenía la experiencia lidiado con Casio y Arnoldo. Ya sólo me faltaba descubrir, quién era la mujer que Edy quería desaparecer.
Subimos al helicóptero, piloteé hasta la casa de seguridad, para que Gill me dejara y regresara a la Ciudad.
-¡Bienvenido! –Dimas me recibió en el jardín –Pensé que ya te habías olvidado de mí –Me dijo con una sonrisa burlesca.
-¿Causó problemas? –Pregunté con reserva.
-No –Dijo despreocupado –Sorpresivamente no ha causado problemas –
Un asunto que estaba a punto de resolver.