Seis meses antes...
Otra toma, otra imagen borrosa, la gente se mueve demasiado rápido hoy en día. Bueno, al menos así es en la ciudad de Nueva York. Mientras Brenda reenfocaba la lente de la Canon profesional que estaba usando, dejó escapar un suspiro de frustración. Pensó en el millón de cosas que tenía que hacer en el trabajo, pero no, su jefa había sido lo suficientemente arrogante como para pedirle que hiciera esta tarea mundana. Ni siquiera era su trabajo, pero tenía que escucharla. Era editora de Runway, la revista de moda. Actualmente estaba buscando modelos. El artículo que estaba escribiendo trataba sobre la gente normal que estaba a la moda y no necesitaba tener un estilista personal para verse bien. La cuestión es que, aunque generalice, la mayoría de las personas que compran en la Quinta Avenida tienen estilistas personales.
Enfocó la cámara a un hombre que estaba a punto de pasar junto a ella por su lado de la carretera. Iba corriendo por la calle sin importarle que la acera estuviera justo a su lado, pero lo más importante es que era hermoso. Su cabello era un desastre de color bronce, y parecía cabello s****l. Estaba pálido y tenía ojos verdes brillantes. Él era Adonis encarnado, era modelo. Se giró para conseguir el ángulo perfecto y tomó la fotografía.
Asombroso.
El hombre levantó la vista después de que ella tomó la foto. Parecía sorprendido por decir lo menos. Entonces, realmente la miró y se sintió complacido.
Ella nunca se consideró hermosa ni a la moda. La parte de no pensar que está a la moda fue irónica porque trabajaba para una revista de moda. Para ella se trataba más de tener la oportunidad de mostrar sus escritos. Era una mujer baja, de buena figura y pechos de buen tamaño; Por supuesto que no lo creía así. Pensó que palidecía en comparación con la mayoría de las mujeres. Su cabello ondulado color chocolate tenía reflejos castaños naturales. Lo que más llamó la atención del hombre fueron sus grandes ojos color chocolate. Subió a la acera y se acercó a ella.
—¿Acabas de tomarme una foto?— Preguntó. Su voz era mortalmente seria y un poco irritada.
—Sí, es para mi trabajo
—¿Y eso sería?— Su ceja se alzó con sospecha.
—Soy editora de la revista Runway. Desafortunadamente mi jefa me ha dado la tarea de tomar fotografías de personas para demostrar que no es necesario ser un experto en moda o tener un estilista personal para estar a la moda. Simplemente resulta que eres lo que buscaba y necesitaba un chico. Puedo borrarlo si quieres. Es decir, sé que a algunas personas realmente no les gusta que les tomen fotografías. Pero realmente necesito...
Se detuvo allí, había estado divagando. Siempre lo hacía en presencia de hombres hermosos. Debería saber que no debe divagar, años atrás él la había castigado por eso.
El hombre sonrió y sacudió la cabeza.
—No, está bien. Los jefes pueden ser así a veces, obligándote a hacer cosas que tu trabajo no requiere. Sé que te hace sentir como una mierda, porque la tarea está por debajo de ti. Y lo tomo como un cumplido que hayas pensado que me veía bien— sonrió torcidamente y ella pensó que era una de las cosas más sexys que jamás había visto— Por cierto, soy Eduard Gray— Le tendió la mano.
Ella se la estrechó con una sonrisa.
—Brenda Adams
—Entonces, señora Adams, ¿podría invitarla a cenar esta noche?
Su corazón saltó de su pecho. No podía creer que alguien tan hermoso la estuviera invitando a salir.
—Me siento halagada, Sr. Gray. Me encantaría salir a cenar con usted esta noche. Y por favor llámeme Brenda, la Sra. Adams es mi madrastra
Eduard se rió entre dientes. Le gustaba que esta mujer tuviera sentido del humor.
—Bueno, entonces llámame Eduard, el Sr. Gray es mi hermano.
Ella sonrió. Las cosas estaban a punto de ponerse interesantes.
Por supuesto, ella no lo sabía.