When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
No bromeaba cuando dije que no le iba a dar tregua, que iba a disfrutar cada minuto de la noche y así fue, hice con ella lo que quise y ella conmigo; la disfrute como nunca, está vez sin máscaras, sin luz apagada, sin gente interrumpiendo y sin una ausencia en al despertar. ¿Cómo una mujer puede tener tanta resistencia?, Si no la buscaba yo, era ella quien lo hacía, cada vez que pensaba, no puede ser mejor que antes me superaba, la hice mía cuántas veces quise y me recibió en todas como ninguna mujer lo hizo antes. Ahora la tengo aquí en mi cama, entre mis sábanas, impregnando su olor por todo el lugar. Mi dama dorada, la mujer que me hizo sentir vivo y completo, la mujer que me hizo creer que si existe alguien para mí en esta vida y la que me desespera tiene nombre y es Nathalia Almeida