Capítulo 6

1279 Words
UN CORAZÓN ROTO EN MILES DE PEDACITOS  —¿Jay? —tanteé, sintiendo la esperanza de que quizás me podía ver. Su rostro estaba tan cerca del mío que podía sentir su perfume. Podía sentirlo. Cuánto extrañaba sentir su olor. Me gustaba cuando fruncía su ceño, amaba ese semblante confuso. Le hacía ver tan bien. Pero este no era el caso, estaba distrayéndome, Jay me miraba... o a través de mi. —No soy Sam —dijo una voz a mis espaldas. Me tensé en ese momento. Me quedé estática en el mismo lugar. ¿Qué hacia ella aquí? —¿Qué haces tú aquí? —espetó Jay, secándose las lágrimas. —Tu hermano me dijo que estabas aquí —respondió ella. Leah: la ex novia de Jay. Había tenido muchas dudas acerca de si Jay había olvidado por completo a Leah, habían roto hace años pero... nosotras las mujeres siempre estamos pensando cosas. Jay me había abierto su corazón y me decía que él ya no tenía sentimientos hacia ella. Sin embargo, yo... —¿Me puedo sentar? —inquiere Leah. Me puse de pie en el momento en que noté que Leah se sentaba, así que me puse a la par de Brandon, quien hasta ahora había observado la escena con mucha cautela y en silencio. —Ya lo hiciste. —Siento mucho lo de Sam. —No seas hipócrita. ¿O ya no te acuerdas de los mensajes insultándola? Yo sí. Jay me había contado que alguien le había enviado un mensaje diciendo qué gustos los que tienes ahora. Si, dando a entender de que era fea. —Dime de una vez qué haces aquí, quiero estar solo y no puedes estar en este lugar. Este lugar es solo de Sam y mío. Ni siquiera sé por qué te sientas aquí. —Jay se puso de pie y se alejó un poco. Era más o menos medio día. Por estas horas solíamos estar aquí Jay y yo. —¿Quien es ella? —me pregunta Brandon. —La ex novia de Jay —le digo con un hilo de voz. El tema de ex novias me ponía muy mal y muy triste. Pero confiaba en Jay. —Jason —le dice, poniéndose de pie— solo vine para decirte que estaré aquí para ti ya que no respondes mis mensajes. —Si no los respondo es por algo. Y entonces confirmé algo, que ella le mandaba mensajes, ¿eso era siempre? ¿Hablaban acaso? ¿Desde cuando? ¿Todo este tiempo? No lo sabía pero mi mente empezó a imaginar escenarios no tan bonitos sobre ellos dos. Es lo que hace la mente: torturar. —Jason, por favor, estoy aquí. La vida sigue, te divertiste con Sam por un tiempo pero ahora... ambos sabemos que nosotros estamos destinados a estar juntos —lo toma del brazo y se lo soba. Jay se aparta de inmediato. —Quería estar con Sam por el resto de mi vida —añadió. Y mi corazón se comprimió por un momento, pero también me llené de tristeza, saber que no lo estaré más. Y ella sí porque está tratando de volver con él y yo... no lo soportaría. —Quizás deberíamos irnos, Sam —me dice Brandon. Quiere protegerme de lo que sea que pase, lo sé, pero no lo haré, estaré aquí hasta el final. Sea bueno o malo. Rompa mi corazón o no. Confío en Jay, por favor, confío en Jay. Sentía un nudo en la garganta, sentía que quería estar viva para gritarles, a ella más que todo. —Pero ya no está —lo toma de la cara, haciendo que lo mirase. Diría dejé de respirar por un momento pero ni siquiera respiraba, o... si, sentí que mi corazón se rompía. Si lo hace yo... si lo hace yo no voy a poder volver a ver a Jay nunca jamás. —Estaré aquí para ti —le dice Leah. Rabia, eso siento. —Extraño a Sam —susurra Jay a lo bajo. Y entonces pasa, Leah acerca su cara y lo besa. No puedo ver. No quiero ver. Paso al lado de Brandon dandole un pequeño empujón y salgo corriendo, huyendo de sea lo que sea que haya pasado después. Corro, corro y corro. Ni siquiera noto por donde voy o por donde paso. Solo corro sin ver atrás, con el recuerdo de Leah poniendo los labios en los de mi novio. En los labios que yo besaba. Que era la única que besaba. Estoy destrozada. Siento como si me hubieran matado dos veces. No quiero este sentimiento. Jay y yo teníamos muchos planes, sentía su amor hacia mi, sabía que era real. Sin embargo supo camuflar muy bien los sentimientos por Leah ya que los oculto muy bien conmigo. Quizás para protegerme. Me tropecé en una raíz, haciendo que cayera de bruces al suelo. No me dolió. Nada me podía lastimar ya. Y me pregunté si entonces valía la pena querer estar viva. Ahora ya no estaría Jay y eso me dolió como no tienen idea. ¡Lo amaba! ¡Era mi todo! Y me hace esto. Me quedé allí, hecha un ovillo en las raíces de un enorme árbol, y lloré mucho.  •  —¡Sam! ¡Sam, despierta! Abrí los ojos a cómo pude, siendo Brandon lo primero que veo. —Brandon, —me siento en el suelo a cómo puedo. —Te he estado buscando por todas partes —me dice— tienes que saber qué... —No quiero saber nada, Brandon, por favor. No quiero —hice el amago de querer llorar pero me contuve. No lloraría frente a un chico. —Pero es que es... —Por favor —lo tomé del rostro, haciendo que me mirara, que notara el dolor en mis ojos. No quería saber si Jay correspondió el beso de Leah o si lo siguió. No quería torturame más. —Está bien, pero tenemos que irnos de aquí, no es seguro estar afuera de noche y menos en el bosque —me dice, ayudándome a ponerme de pie. Había pasado casi toda la tarde lloriqueando en este lugar. —Lo siento mucho —dice. —No digas nada por favor, solo quiero llegar a mi casa y encerrarme por un buen tiempo. Al menos tengo la certeza de que nadie llegará a molestarme. Quiero estar sola un tiempo ya que estaré aquí por mucho más. Necesitaba sacar a Jay de mi cabeza. Necesitaba curarme de este dolor. No podía creer que había  roto así mi corazón cuando dijo que no lo rompería. Todas las promesas... todos los planes... todo se quedó atrás, todo se arruinó en un momento. Brandon y yo caminamos en silencio, esta vez no nos encontramos a nadie, a ningún alma vagando sin saber que hacer. Tampoco encontramos a Harold al regreso. —Debe de estar en la playa —había dicho Brandon— luego lo alcanzaré allí después de dejarte en tu casa. No tienes que ir mañana, Sam. Había olvidado que tenía que ayudar a Brandon a atrapar a su pez. No podía defraudarlo. —Sí iré, te lo prometo. Atraparás a ese pez o me dejo de llamar Sam —le revolví el pelo.    Cuando llegamos frente a mi casa me despedí de Brandon diciéndole que lo encontraría mañana en la playa a las seis de la mañana. Sin falta. No encontré a Gertrudis afuera así que en parte lo agradecí. No quería hablar con nadie, solo quería estar sola. Mamá ni siquiera ha vuelto a casa. Me parecía tan vacía mi casa. Así me sentía yo también. Vacía y rota. Caminé a mi habitación, me acosté en mi cama y seguí llorando por Jay. Por ellos. Lloré porque quería a Jay más que a nadie en la vida, creía que jamás me lastimaría, y lo hizo. Allí en mi habitación lloré desconsoladamente. Érase una vez una chica que se enamoró de un chico con mucha intensidad. Érase una vez una chica a quien le rompieron el corazón con mucha crueldad.
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