Capítulo 11

1414 Words
LOS MONSTRUOS QUE ACECHAN EN LA OSCURIDAD —¿Sam? ¿Estás aquí? —escucho la voz de Brandon en la planta baja. ¿Que hace aquí? Jay aún seguía acostado en la cama, tenía sus ojos cerrados mientras se aferraba a mi almohada. Quizás esté dormido. Me pongo de pie dispuesta a ir donde Brandon pero una parte de mi no quería dejar a Jay, solo quería recostarme cerquita de él y ya. —¡Sam! ¡Necesito hablarte! —¡Ya voy, Brandon! ¡Espera un momento! —dudé en irme pero al final me di la vuelta y salí de mi habitación. Cuando bajo las escaleras veo a Brandon de pie, cuando me mira se acerca a mi. —¿Qué pasa? —Es solo que... bueno, Lalo no quiere volver a su lugar de muerte. Dice que no se separará de sus hijas ahora que pudo volver a verlas. Es peligroso que se quede aquí, lejos del lugar en el que murió. —Quizás estando en la casa de sus hijas no le pase nada, estará seguro allí, ¿no crees? Es decir, no saldrá de allí. —Es que no entiendes, es como si tú te fueras a quedar a casa de Jay solo para estar siempre cerca de él y estarlo viendo. Y Brandon me acaba de dar una súper idea. —¿Por qué sonríes?—me pregunta después. —Me acabas de dar una gran idea, Brandon —le revuelvo el pelo— Me quedaré en la casa de Jay. —¿Qué? —Así estaré más cerca de él. —No, no, no, Sam, no me estás entendiendo, ¿si escuchaste la parte en que dije que es peligroso irse del lugar en el que moriste? Eres más vulnerable allí y las almas condenadas tienen más facilidades de llevarte, quizás no tienes miedo aún porque no has pasado por algo así. Solo mira al tipo de que nos hemos encontrado dos veces. —Él ya estuvo aquí —le comenté. —Es muy peligroso que... ¿qué? —Si, estaba en frente de mi casa, lo más extraño es que no me hizo nada ni intentó llevarme. —Porque estabas en tu lugar. —Lo único que me preguntó era que qué hacía aquí. Brandon frunció el ceño como si no entendiera. —Y dudaba de si yo estaba muerta o no. Odio que digan eso, me dan falsas esperanzas. —¿Quien más lo dijo? —Mi abuela Tina. —Bueno, es muy raro —pone su dedo índice en su barbilla como pensativo— sería bueno que averiguáramos un poco de eso. Conozco a alguien que quizás nos puede ayudar. Pero no sé si a ti te gusta o... —Está bien. Vamos. La verdad la más mínima esperanza que sea... yo lo acepto. Sea verdad o no que estoy muerta... me gustaría salir de dudas de una vez. —Por el momento no puedes irte donde Jay —me dice. Hice medio puchero. —Pero es que yo... —Sam, entiende, es muy peligroso. En realidad no iba a convencer a Brandon de irme donde Jay así que no seguiré insistiendo, cuando Jay se vaya de mi casa —si es que lo hace— entonces yo me iré con él. No me quiero separar de Jay más nunca, lo único que me mantiene por ahora es él y el gran amor que siento. Su amor me da fuerzas para ser valiente y no desmoronarme ante esto. —Esta bien, no iré —mentí— pero dime, ¿quien es esa persona que nos puede ayudar? —Mira, ¿recuerdas que en el colegio se decía que antes allí era un cementerio? Asentí. —Sí, todos lo saben. Era terrorífico que en nuestra escuela haya sido un cementerio antes, es decir, las escuelas daban miedo y tenían muchos misterios, por ejemplo había otro colegio en la ciudad que había sido antes un hospital, ¿te imaginas cuantas almas abundan allí, entre los estudiantes? Qué miedo. —¿Qué tiene que ver el colegio con esto? —me crucé de brazos. —Es que allí es donde está la persona que quizás nos pueda ayudar —dice. Sentí escalofríos, no sé por qué pero tenía una sensación extraña en mi pecho, una sensación de que no debíamos ir allí solos. Si era antes un cementerio habrán muchas almas tanto buenas como malas y... no lo sé, me da miedo entrar y no salir. —¿Es seguro? Se rasca la nuca nervioso. —Más o menos. —Brandon, ¿estás de acuerdo en que es un cementerio, verdad? —Lo sé. Pero, yo he ido varias veces en el día y no he visto nada raro. —Quizás los confundes con estudiantes y ellos te confunden a ti igual. Pero, ¿vamos a ir de día o de noche? —Si dices que ambos nos confundimos es más conveniente que vayamos de noche porque así estaremos claros de quienes son. Además, la mayoría de las almas salen de noche. Especialmente a las 12 de la noche y 3:33 de la mañana. —¿Por qué exactamente a esas horas? —Son horas en donde los portales entre los vivos y los muertos están abiertos. —Ah. —Así que tendremos que ir esta noche a las 12. —¿Solos? —No tenemos de otra, Sam. Tenemos que estar preparados para sea lo que sea que nos encontremos. Carraspeé. Tenía un poco de miedo, no sabía si saldría del colegio. No sabía qué clase de muertos habían allí. Daba escalofríos pero a la vez me daba curiosidad. Tenía curiosidad y eso era más fuerte que yo. Además, si quería respuestas tenía que estar dispuesta a todo por conseguirlas y ser fuerte. —Está bien, ¿vienes a buscarme a esa hora? —Está bien. Yo iré con Lalo para ver si lo convenzo. —Está bien, gracias por todo, Brandon, en serio. Se encoge de hombros. —Si hay la más mínima esperanza de que vuelvas a vivir ten por seguro que te ayudare a conseguirlo. Al menos tú podrás salir de este lugar. Los ojos me picaron. Es que hasta ahorita estaba dándome cuenta. Si era verdad que yo viviría entonces Brandon se quedará aquí solo otra vez, atrapando al pez. Él se quedará aquí estancado para siempre. Me sentía entre la espada y la pared, entre volver o no. Pero Jay venía a mi mente, y el deseo de estar con él de nuevo me sobrepasaba aunque sonara un poco egoísta. Brandon no merecía este final. Si Brandon se quedará aquí para siempre al menos que no esté solo y que esté feliz pero ¿cómo lograr eso? Yo me quedaría feliz aquí si Jay —el amor de mi vida— estuviera conmigo. Quizás eso es lo que necesita Brandon: amor. Me acerqué a él y lo abracé. —¿Sabes? Creo que estás madurando mucho estos días —murmuré— te considero como mi hermanito menor —bromeé. Aunque en el fondo de mi corazón no era una broma. Eso lo consideraba. Y no quería que mi hermano se quedara solo y triste. —Qué cosas dices —dice nervioso. —Es la verdad —le deposito un pequeño beso en la mejilla— te espero aquí a las 12, saldremos de esto, Brandon. —Está bien, iré con Lalo —me da una ultima sonrisa y se va. Ay, Brandon, no quiero dejarte. Prometo que si tengo posibilidades de vivir, mientras esté aquí buscaré a alguien que te haga feliz; pero si estoy muerta y no voy a volver, me haré cargo de ti y estaremos juntos para siempre. Ya no estás solo, Brandon, nunca más. Subí las escaleras y fui donde Jay, aún seguía acostado en mi cama, dormido, así que me acosté a su lado y lo abracé. ¿Vivir o permanecer muerta? Aunque la decisión no depende de mí, cualquiera de las dos hará que pierda algo especial que forma parte ahora de mi corazón; si me quedo aquí, estaré con Brandon pero perderé a Jay. Pero si vivo, volveré con Jay pero Brandon se quedará aquí, solo, triste. Érase una vez mientras dormía, una chica que quería vivir se debatía entre la vida y la muerte sin saber que había una tercera opción que había descartado por completo: el sueño profundo, la muerte segura.
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