—Madre, debo irme. —Ahora no, tu maestro de equitación está por llegar. —Me lo prometiste —Juan Daniel llegaba a los 10 años y amaba nadar, sin embargo su madre, Doña Isabel estaba muy interesada en que practicara un deporte más acorde a su estatus. Y ya que la natación no era una opción para su madre, Juan Daniel usaba todo cuanto tenía a su mano para conseguir el favor de ella y sumergirse entre el agua. Solía hacer pequeños tratos, como ayudarla en sus labores de oficina, las reuniones de té con sus amigas, vestirse al gusto y acomodo de ella aunque odiaba esa ropa casi anticuada y ancha, Juan Daniel estaba dispuesto a someterse a la voluntad de su madre sin oposición alguna, debido a que era la única forma que tenía de obtener lo que tanto anhelaba. —¿Por qué? —el niño miraba con