Y mientras Juliana se sentía culpable, y le dolía haberle causado sufrimiento a Bruno, él disfrutaba junto a Anne. Anne se deslizó bajo las sábanas, su cuerpo ardiente anhelaba el contacto con Bruno. Él se acercó, sus manos recorriendo su piel con urgencia. Pero mientras sus cuerpos se unían en un frenesí carnal, Bruno estaba lejos en su mente. Mientras Anne gemía de placer, Bruno luchaba por mantener a raya los pensamientos de Juliana. Su imagen, su risa, su aroma se colaban en su mente, eclipsando el momento presente. Cada beso, cada caricia de Anne, era un recordatorio doloroso de lo que estaba perdiendo. Por otro lado, Juliana se sentía atrapada en un remolino de culpa y dolor. Sabía que estaba lastimando a Bruno, pero por más que intentaba sacarse de la mente a Alfredo, le era impo