Malú asintió mientras veía la carretera. —Parece que el padre de Alfredo y el antiguo dueño de nuestra finca, nunca hicieron las mediciones correctas, y parece que ellos tienen plantaciones de café en nuestra parte de la hacienda. Juliana se llevó la mano al pecho. —¿Qué piensan hacer? ¿Qué dicen los Villamizar? Malú sonrió al notar el interés de su hija en los asuntos de la hacienda, no sabía que aparte de eso tenía motivos personales. —Alfredo está dispuesto a que se hagan las mediciones correspondientes, el problema es que no podemos desalojar sus parcelas, tendremos que llegar a un acuerdo, quizás que nos venda el café que ha sembrado, claro que le afectaría, porque es como media hectárea. Juliana separó los labios, sintió una opresión en el pecho, conocía bien a su mamá, era una