Juliana reaccionó de golpe, apartándose y rompiendo aquel beso. Observó a Alfredo con una mezcla de incertidumbre y perturbación en sus ojos, mientras sus manos temblaban ligeramente a los costados. Alfredo, estático y sin aliento, se quedó desconcertado ante la reacción de Juliana, frunció el ceño y la miró fijamente. —Si está buscando una aventura, conmigo se equivocó, señor Villamizar —espetó Juliana, respirando agitada, manteniendo su distancia. Alfredo negó con la cabeza, intentando comprender la situación. —¿Una aventura? ¿Por qué piensas eso? —indagó, sin moverse de su lugar, con gesto de confusión. —¿Qué más puede buscar un hombre maduro como usted en una mujer joven como yo? —preguntó Juliana, con determinación en su voz, sin apartar la mirada de los ojos del señor Villamizar