DOCE "¡Caitlin!" En medio de su confusión, arrodillada allí, asfixiando a Cain, había algo en esa voz que la hizo reaccionar. ¿De dónde había salido? Un hombre se adelantó por entre la multitud, llevaba una larga túnica y sostenía un bastón. Con su cabello largo y plateado y su barba igual de larga, parecía un profeta. Se quedó allí, con el ceño fruncido hacia Caitlin, notó un dejo de decepción en su voz. "¡Suéltalo!", dijo con firmeza. Cuando Caitlin lo miró a los ojos, sintió que había algo especial en este hombre. Sentía como si se tratara de un encuentro, como si ella lo conociera desde hacía muchas vidas. Y lo respetaba. No pudo negarse. Lentamente, Caitlin lo soltó, Caín rápidamente aprovechó para escabullirse jadeando y ahogándose por debajo de ella, y salió corriendo hacia e