Como que técnicamente estoy libre, pero sigo aquí sentada, porque tengo planes para esta noche y no quiero que me pillen. Espero hasta que veo que la luz del fuego se apaga y la cabaña se queda en silencio. Observo las estrellas a través de mi pequeña abertura en los árboles y escucho los sonidos del bosque. Aquí reina la paz y el aire es dulce, con una brisa tranquila que me hace cosquillas en el pelo de la cara. Cuando me doy cuenta de que he esperado lo suficiente para que todos duerman, me suelto con cuidado de las cuerdas y me pongo de pie, estirando los brazos y las alas con un suspiro de satisfacción. Tengo que tener cuidado con el hombro, porque aún está sensible, pero ya me siento mucho mejor. Puede que me cure más rápido de lo normal. Camino hacia la cabaña y me asomo por la