CAPÍTULO VEL Conde terminó su abundante desayuno y tomando el periódico The Times, que estaba en una bandeja de plata junto a él, se puso de pie. Al hacerlo, la puerta se abrió y una vocecita preguntó: —¿Puedo hablar con Su Señoría? Levantó la mirada y vio a su esposa de pie en el umbral. Sus ojos experimentados advirtieron que llevaba puesto un elegante y costoso vestido de gasa amarilla y que estaba arreglada a la última moda. Al mismo tiempo, notó también que sus ojos parecían preocupados y que estaba muy pálida. —Por supuesto, Karina— contestó él—. ¿Quieres que vayamos a la biblioteca? Supongo que ya desayunaste… —Sí, por favor, vamos a… la biblioteca… milord— contestó Karina y él tuvo la impresión de que se estremecía. La siguió a través del vestíbulo. Un lacayo abrió las puert