—Mmmgggg. —suena el teléfono haciendo que me gire, cortan y vuelve a sonar—. Aaaagggg no puede ser. —atiendo somnolienta y sin mirar quién es—. ¿Si?. —Soy Vero. —¿Cómo estas?. —me cubro los ojos intentando de no dormirme. —Bien... Quería pedirte un favor. —Deciiimeeeee. —bostezo lagrimeando del sueño. —¿Puedes llevar a Jaz a control? Me toca trabajar y no quiero perder el turno. —Si, ¿a qué hora?. —Dos y media tiene turno. —me estiro a ver si me desperezo—. ¿Puedes quedarte en todo momento con ella? Es su segunda visita al ginecólogo. —¿Tan chiquita?. —miro el techo o me duermo y no quiero sino voy a pasar de largo. —Hablamos con Jere sobre esto y queremos que ya vaya controlandose y que le hablen de los cuidados íntimos. —Esta bien... Voy por ella un poco antes de las dos. —Dal