Me duché y luego miré la ropa que Rona había elegido para mí. Eran unos vaqueros pitillo grises con una camisa roja de cuello en pico. Justo lo que necesitaba. Me puse la ropa y no sabía si bajar o quedarme allí. Después de lo que pasó con Lukas, tenía un poco de miedo de volver a verlo. Nuestro matrimonio fue arreglado, así que, ¿necesitaba ser tan posesivo conmigo? Suspiré y me pasé los dedos por el pelo, luego me levanté y salí de la habitación. Bajé las escaleras y empecé a mirar por la casa. Entonces entré en la cocina y me encontré con una mujer probablemente de unos cincuenta años. Me miró y sonrió. Yo le devolví la sonrisa. —Tú debes de ser Sarahí —dijo sonriendo de nuevo. Asentí con la cabeza y tomé asiento en uno de los taburetes. —Soy Martha, el ama de llaves. Lukas me ha hab