GREG
—Al parecer, está obligada a permanecer casada con él durante al menos un año— explicó el abogado de Joseph. —Pero, como has notado, Greg, ella no está obligada a quedarse en su casa— terminó, haciéndome suspirar.
José negó con la cabeza. —Creo que sería mejor que él no supiera en absoluto dónde está. Se quedará donde está hasta que encontremos una solución— suspiró, bajando la cabeza. —¿Qué he hecho?— Parecía avergonzado. —¿Qué he hecho?— susurró para sí mismo, y me sentí mal. Ha estado así desde la visita de Lukas. Se siente culpable.
Sonia quería ir con ella, pero no la dejé. Y ella finalmente admitió que yo tenía razón.
*
LUKAS
—¿La encontraste?— le pregunté a uno de mis hombres mientras entraba. Negó con la cabeza.
—No, señor. Todavía nada—. Gemí y me puse de pie.
—¿Segui
