Matrimonio de infierno

CAPÍTULO 2

No puedo creer que mis padres me hicieran esto. Ahora mismo. No me malinterpretes. Siempre quise casarme a una edad temprana, pero esto me tomó desprevenida.

Volvimos hace una hora y ahora estoy en mi habitación, evitando a mis padres. No estoy preparada para casarme. Bueno, al menos no ahora mismo. Tengo que admitir que es guapo, pero eso no cambia mi opinión. Después de la —sorpresa— de mis padres, Sonia estaba literalmente hablando de lo guapo y rico que es y de lo afortunada que soy. Ni siquiera sé qué pensar de todo aquello. Se me ha ido la cabeza. Se supone que esto debería asustarme. Y así es.

Ahora mismo, estaba en mi vestido de noche, cepillándome el pelo para la noche, cuando llamaron a mi puerta. La puerta de mi habitación se abrió y entró Miranda. Me sonrió, se acercó a mí, cogió el cepillo y empezó a cepillarme el pelo.

—Cariño, sé cómo te sientes con toda esta situación, pero intenta entenderlo —dijo mirándome a través del espejo—. Sabes, Lukas es un hombre realmente bueno cuando llegas a conocerlo. Inténtalo. Conócelo. Nunca te obligaremos a nada y lo sabes —sonrió suavemente—. Inténtalo. Y si no te gusta, lo cancelamos todo. Sabes que nunca te obligaremos.

—Lo sé —suspiré—. Es solo que no sabía que me comprometería tan pronto —le dije, sonriéndole.

No quiero pelear con ella ahora, así que le daré la razón. Me besó en la frente y se fue. No puedo creer lo que está pasando. Me quedé mirando mi reflejo y se me humedecieron los ojos. Espero que sea tan bueno como ella dice.

*

Me desperté con una sensación rara. No sé lo que es, pero me apetecía salir a pasar un día de chicas, así que llamé a Sonia y Mira para decírselo y quedamos.

Me levanté de la cama e hice mi rutina matutina. Me maquillé, me alisé el pelo, me vestí y bajé. Rona, nuestra asistenta, me dijo que Miranda ya se había ido, pero mi padre seguía en su despacho, así que me dirigí allí.

Llegué allí, llamé a la puerta y abrí sin esperar respuesta.

—Buenos días, papá, yo... —mi frase se cortó cuando vi a la otra persona en la habitación.

Lukas Lonsing.

Estaba guapo con su traje n***o y sus ojos también estaban puestos en mí. Me quedé mirándole con expresión inexpresiva.

—Buenos días, princesa —dijo mi padre caminando hacia mí. Le sonreí mientras me besaba la frente—. Lukas vino porque quería llevarte a cenar esta noche —dijo orgulloso, pero yo me quedé mirándole sin saber qué decir.

Miré a Lukas para verle mirándome aún con su rostro frío. ¿Este hombre sonríe alguna vez?

—Joseph, me gustaría tener una pequeña charla con tu hija en privado si es posible —dijo sin dejar de mirarme todo el rato. Miré hacia mis pies. Me está poniendo nerviosa. ¿Y por qué no puede hablar conmigo mientras mi padre está aquí?

Mi padre lo miró con las cejas fruncidas.

—Nada gracioso. Solo quiero invitarla en persona —dijo Lukas.

Mi padre se volvió hacia mí.

—De acuerdo —dijo mi padre saliendo de su oficina.

Cuando mi padre se marchó, Lukas se levantó de su asiento y empezó a acecharme, pero yo retrocedí unos pasos. Sonrió satisfecho y se detuvo.

—¿Me tienes miedo, Sarahí? —dijo acechándome de nuevo. Antes de que pudiera dar otro paso atrás, me rodeó la cintura con el brazo y me atrajo hacia su duro pecho.

Volví a mirar hacia abajo cuando me soltó. De repente, la alfombra se volvió realmente interesante.

—Mírame —me dijo. Yo seguía mirando al suelo—. Mírame —volvió a decir y por fin le miré fijamente a los ojos. Él hizo lo mismo, pero luego habló.

—Eres realmente hermosa, Sarahí.

Me quedé en silencio. Quizá porque sabía que podría tartamudear si abría la boca. Así que la mantuve cerrada.

Me miró de nuevo.

—Te recogeré a las ocho —dijo antes de salir.

Cuando la puerta se cerró, me desplomé en el sofá a mi lado. ¿Qué demonios acaba de pasar? Me miré las manos temblorosas soltando un suspiro.

Después de algún tiempo, me dirigí fuera de la casa hacia mi coche.

No dejaba de pensar en Lukas y en lo que pasó en la oficina de mi padre. Yo, literalmente, no podía dejar de pensar en ello. Me sorprendió mucho y sinceramente ahora mismo no sé qué pensar de él. Bueno, espero que la cena de esta noche salga bien.