ESO ES LO QUE SUCEDE CUANDO BEBES DE MAS

2169 Words
CAPÍTULO 2 Me encantaría decir que tome una decisión coherente esa noche, pero ya sabemos de ante mano que no fue así, me fui con el hermoso desconocido a su casa; recuerdo que todo me importaba tan poco, él pudo haber sido un asesino serial, sin embargo, me importó un pepino, Benjamín Black destruyo mis ilusiones al preferir el dinero por encima de lo nuestro, ya no tenía una razón para ser feliz, creo que pasé de la negación a la ira y perdí totalmente el sentido común que me quedaba. Llegamos a su casa en su camioneta Dodge, una cabaña de madera a las afueras de la ciudad, pensé que era el sitio ideal donde un pervertido podría asesinar y esconder un cuerpo sin que nadie lo note, y aun así no sentí temor en ningún momento, estaba hechizada, como si en mi corazón tuviera la certeza de que este hermoso extraño no sería capaz de hacerme ningún tipo de daño. Cuando apagó la camioneta y aparco en el frente me miró y preguntó muy serio: —¿Estás segura que quieres pasar? — Eso me gustó, que a pesar que decidí venir a la boca del lobo por voluntad propia, sin saber ni su nombre, aun así, pudiéndose aprovechar de mí, él me dio la opción de elegir si quería seguir con este disparate; pero como soy más terca que una mula, había bebido bastante y además era una chica muy despechada en una misión, lo miré a los ojos y asentí con seguridad, no esperé que me ayudara a salir de la gran camioneta, abrí la puerta y me baje rápidamente antes de que mi yo sensato entrara en acción y me arrepintiera de la decisión que había tomado. Él se bajo del auto y fue a la puerta, abrió y luego hizo un ademán con la mano para que pasara, respiré profundo y me encomendé a todos los santos para que mi cuerpo no terminara esparcido por partes, en diferentes sitios de la ciudad; cuando entré me sorprendió ver que el lugar era realmente bonito, sencillo, pero todo muy bien organizado, con muebles de madera en un estilo muy varonil, pero con un toque de calidez, como si cada mueble aquí lo hubiera hecho con sus propias manos — ¿Quieres tomar algo? — preguntó quitándose la cazadora en cuero marrón que llevaba puesta y poniendola sobre el sillón, estamos en primavera, pero aún hay ráfagas de frío, asentí y él fue por una botella de escocés y dos vasos, sirvió un poco para cada uno y me ofreció el que tenía menos bebida.— Eres demasiado bonita para estar metida en la guarida de un extraño, ¿no te preocupa que quiera aprovecharme de ti? — ¡Dios!, esa boca, esos perfectos y sensuales labios me hipnotizaron al punto de quererla por todo mi cuerpo. — Espero de verdad, que te aproveches de mí. — Perdí toda conexión boca - cerebro y no tuve ni un poco de vergüenza. —No sabes lo que dices, creo que estás un poco ebria, — Respondió con una sonrisa picara. —Tal vez, pero estoy segura de lo que quiero y eso, eres tú. — Así que deje el vaso en la mesa y salte sobre él, puse mi boca sobre la suya mientras estaba ahorcajadas rodeando su cadera con mis dos piernas; lo besé duro con esa hambre que nunca en mis 23 años había sentido con nadie, ni con mi ex, enredé mis dedos en su cabello y lo apreté mientras lo besaba de manera apasionada, no tardó en seguirme el juego y un momento después, me tenía debajo de él en el sofá, la ropa comenzó a volar de por todos lados mientras un amasijo de manos acariciaban nuestros cuerpos semi desnudos, sé que las comparaciones son un poco odiosas, pero luego de lo que me hizo el infeliz de Benjamín no merecia mi lealtad, así que les diré que esa noche fue la experiencia más apasionada, erótica y emocionante de mi vida, no olvidaré nunca como su cuerpo grande, macizo y bronceado se sentía como un fuerte torbellino sobre mí, nos besamos hasta que nuestros labios estuvieron hinchados y nos quedamos sin aire en los pulmones, luego él solo me levantó y me llevo en brazos a su habitación. No tuve temor ni dudas cuando me depositó sobre la gran cama, tampoco sentí remordimientos cuando volvió a besarme y nos terminamos de desnudar, me desconecte de todo, de mi dolor, de mi vida de mierda, solo tenía esa noche y ese momento que este extraño me estaba regalado y que de verdad quería que durara para siempre. Nuestros cuerpos moviéndose es perfecta sincronía mientras se adentraba en mí una y otra y otra vez, no sabía que el sex0 podía ser de esta manera, tan rudo, salvaje y placentero al mismo tiempo, exploté en un orgasmo espectacular que me rompió en mil piezas y luego volvió a unirme, luego él me siguió y llego al clímax con un grito de placer que hizo que me derritiera por dentro. *** *** **** *** La mañana siguiente, tuve que hacer la caminata de la vergüenza, me desperté en esa cama, en una habitación desconocida, enredada en unas sabanas que olían a Jean-Paul Gaultier, él no estaba a mi lado así que me levante rápidamente y busque mi ropa interior y me puse su camisa para ir a la sala por el resto de mi ropa, cuando salí de la habitación lo vi en la cocina haciendo café totalmente desnudo y debo decir que no pude apartar por un buen tiempo la mirada de su culo prieto y su espalda bien moldeada, imaginé que por el ejercicio, pero no vine a enamorarme, vine a tener una aventura y era hora de irme a casa y seguir con mi vida. Fui a la sala y recogí mi ropa para comenzar a vestirme, debió darse cuenta porque salió de inmediato, se paró en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y su hermoso cuerpo desnudo frente a mí, me quedé sin aliento, el hombre era un dios griego, absolutamente perfecto por todos lados. — ¿A dónde crees que vas? — pregunto muy serio. — Es hora de irme, tengo una vida y responsabilidades que cumplir. — Respondí mirándolo retadora, ¿qué se creyó? ¿qué por una revolcada iba a darle explicaciones luego? que se vaya bajando de esa nube, pensé molesta, no queria tener una relación con él, ni con nadie, habia decidido que odiaba a los hombres. — ¿Ibas a irte sin despedirte? — Su tono de reclamo comenzó a molestarme. — Mira, agradezco la hospitalidad, pero esto solo fue algo bueno mientras duró y no necesito nada más de ti. — No quería ser tan mala con él, en otro momento hasta me habría encantado volver a verlo, pero estaba pasando por una separación desastrosa y debia sanar antes de siquiera pensar en entrar de nuevo en una relación. — Como un juguete s****l y ya. — Sentí una punzada en el pecho con sus palabras, se veía demasiado lindo, demasiado perfecto y yo me sentía demasiado herida y muy muy rota. — Tómalo como quieras, no es mi problema. — Dije de la manera más fría posible. — Me gustas y quiero volver a verte. — Masajee mis sienes frustrada, ¿por qué simplemente no lo dejaba estar?. — No lo creo, pero gracias por el ofrecimiento. — Caminé hacia una puerta, que esperaba fuera el cuarto de baño, debía salir de ahí lo más rápido posible antes que me convenciera de quedarme y terminara debajo de el de nuevo. — Por cierto, soy Christopher. — Me detuve en seco y lo miré. — Mucho Gusto Christopher. — Ahora sabia su nombre y era algo que de verdad no habria querido saber por mi paz mental. — Black. — Cuando escuché lo que dijo un escalofrío recorrió mi cuerpo. — ¿Qué? — No comprendía a donde quería llegar con eso. — Soy Christopher Black, primo de Benjamín Black, tu ex. — Sentí como si un balde lleno de agua con hielo cayera sobre mi cabeza, de tantos hombres en el mundo por qué tenía que haber escogido a uno de la familia de mi ex. — ¿Sabías quien era yo cuando te acercaste anoche? — Pregunté bastante indignada. — Por supuesto. — Fue lo único que respondió sin mostrar remordimiento. —Y aun así, no me detuviste.— Reclamé comenzando a enojarme mucho. — Llevaba demasiado tiempo esperando esta oportunidad, su perdida fue mi ganancia. ¡Ay por Dios!, ¿qué fue lo que hice?, la cosa se iba a poner fea cuando Ben se enterara, estaba enojada, preocupada y un poco extasiada con la situación, no habría salido tan bien si lo hubiera planeado, si no fuera porque era una cobarde y tonta, habria estado feliz de enredarme con el primo de Ben en venganza por su comportamiento, ¡en tu cara bastardo! le habria dicho con una gran sonrisa en mi cara, pero quien iba a pensar que este hermoso desconocido llegaría para complicarme la vida, yo solo quería una aventura de una noche, pero, en cambio, hice la peor cosa que podría haber hecho, presientia que iba a terminar como la villana de la historia. — ¿Por qué no te conozco? — No podia entender como es que no sabía de la existencia de este hermoso hombre. — Soy mayor que Ben por 2 años, estudie en la academia militar y me enlisté inmediatamente terminé la escuela y cumplí los 18 años. — Sostuve con fuerza ls ropa sobre mi pecho sin saber que decir o como actuar, entonces caí en cuenta que él estuvo desnudo todo este tiempo como si nada, ¡pero que descarado!. Abrí la puerta frente a mí y para mi suerte era el baño, me metí rápidamente y comencé a vestirme, me miré al espejo y traté de arreglar la cara de recién trabajada que llevaba y el pelo que parecía un nido de pájaros, me asee un poco y cuando estuve lista salí y me dirigí a la salida sin despedirme, tenía mucho que procesar y no quería hablar más con este hombre. — ¿A dónde crees que vas? — Habló tan fuerte que me detuve en seco al escucharlo. —Por muy entretenido que esta experiencia haya sido, debo volver a mi rutina y hacer de cuenta que esto nunca sucedió. — Esperaba poder algún día olvidar lo que pasó en ese lugar. —Lamento decepcionarte Madison, pero he decidido que quiero pasar más tiempo contigo. — Casi solté una carcajada con su númerito de macho herido. — ¿Por qué quieres eso? — deseaba en partes iguales salir corriendo y quedarme a ver como terminaría todo. — Porque quiero que seas mía, lo desee desde el momento en que me miraste en ese bar, te he reclamado y no voy a dejarte ir sin dar pelea. — Sentí como mi centro se apretaba con su declaración, estaba más confundida que nunca. —¿Por qué yo? — No supe que más decir. — Porque eres la mujer que estuve esperando desde siempre y voy a pelear por ti en contra de quien sea que se interponga. — Que absurdo, ni siquiera me conocia. —Eso no sonó para nada raro y perturbador. — Dije en tono de burla. —Tú eliges si quieres hacer esto de la manera fácil o difícil. — Entre más hablaba más excitada me sentía, me desconocía totalmente a mi misma. — Por ahora debo ir a casa, gracias por todo. — Trate de poner distancia, pero él me tomo del brazo y no me dejó marchar. —Voy a llevarte más tarde, estamos bastante lejos y primero preparé desayuno para los dos, hay un muy buen café recién hecho en la cafetera, no acepto un no por respuesta. — ¡Qué diablos! puede ser una aventura de dos noches pensé dejándome llevar por él. —Vale. — Acepte con una pequeña sonrisa, me tomó de la mano y me llevó a la cocina, reia divertida viendo su culo desnudo y el tan tranquilo como si nada. — Vas a enamorarte de mi Madison Reed. — Hizo esa declaración mientras comíamos huevos revueltos con tocino, tenía razón, el café estaba de muerte lenta. — ¿Cómo es que estás tan seguro de eso?. — Me había rendido. —Porque creo que todo está escrito, y tú y yo, tenemos un destino.— Solté una carcajada por su ridícula declaración. — ¿No eres muy grande para creer en esas tonterías?. — Dije entre risas, pero seguía estando muy serio. — No, pero estoy seguro que vas a quedarte conmigo para siempre. — En ese momento comprendí que estaba metida en un gran lío del que honestamente no sabía si quería salir.
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