[HANNA]
Gastón está conversando con los dueños de algunas galerías y yo solo escucho la conversación sin interceder, ya que esta no es mi área de experiencia. Todos están muy inmersos en la conversación, puedo ver de reojo la mirada de Cristian fijamente sobre mí a pocos metros de donde estoy parada y esto comienza a incomodarme un poco más de la cuenta. No entiendo esta actitud «¿Por qué no deja de mirarme? Es incomodo...»
—Ya regreso amor. — le digo al oído a Gastón y luego me alejo de todos.
Necesito aire y nada mejor que salir de este salón e ir hacia el pasillo del hotel. Me siento en uno de los sofás más alejados que hay de la entrada y respiro con calma, escucho un silencio en medio de todo este ruido que me invade por dentro y esto me hace sentir mejor.
Enfrentarme al pasado definitivamente es difícil, sobre todo cuando ese pasado tiene tanto peso en mi vida. Solo con recordar todo lo sucedido, vuelvo a sentirme aquella Hanna que salió tan lastimada de todo aquello. Apoyo mis codos sobre mis piernas y con mis manos sostengo mi cabeza haciendo que mi vista se enfoque en la alfombra de extraño diseño color roja de este hotel. Hago un intento por poner mi mente en blanco, pero es casi imposible, los recuerdos de todo lo vivido regresan una y otra vez a mi mente.
«Ojalá pudiera olvidarlo todo, pero ¿Cómo lo hago? Llevo años intentándolo y fallo una y otra vez.»
—Hola. —escucho su voz y puedo ver sus zapatos negros frente a mí.
—¿Qué quieres ahora? —pregunto frustrada y no puedo ni siquiera levantar mi mirada para verlo.
Veo sus pies moviéndose y a los pocos segundos siento su peso sobre el sofá haciendo mover los almohadones. —hablar, hace mucho no se de ti. —dice como si continuásemos siendo los grandes amigos y en medio de mi frustración, me siento correctamente en el sofá, pero sin mirarlo a la cara.
—Cristian, tú y yo ya no somos amigos, hace mucho tiempo dejamos de serlo. — explico.
—¿Es por lo que sucedido entre los dos? ¿El sexo arruino la amistad o qué? — me pregunta y esta vez debo mirarlo.
—Todo aquello fue hace más de ocho años, yo apenas tenía 17 años. — le respondo sin poder creer que quiera traer todo aquello a la conversación.
«No debería hacerme hablar del pasado, no le conviene...» pienso.
Su mirada fija en la mía no me provoca nada en estos momentos, o si, me provoca rabia... —¿Por qué nunca respondiste a ninguno de los recados que te deje con tus padres? —cuestiona y no me siento capaz de decirle toda la verdad en estos momentos.
—No tenía nada que decirte y ya. — me limito a responder.
El entrecierra los ojos como queriendo leer mis pensamientos mientras me mira y solo espero que no sea capaz de una cosa así, no me siento preparada para enfrentar todo aquel pasado una vez más —lo último que supe de ti es que apenas a las pocas semanas que yo me fui de Santa Mónica, tú te fuiste también. —explica.
—Ya te lo he dije, me fui a Miami a estudiar arquitectura. — repito y si, esa es la mejor versión de la historia.
—¿Y nunca volviste a Santa Mónica o qué? Porque siempre que regrese, tu no estabas allí. — comenta.
No comprendo para que quiere hablar de esto ahora, ni siquiera entiendo para que me buscaba, ¿acaso para que siguiéramos revolcándonos como lo hacíamos siempre?
—Cristian, deja ya todo ese tema por la paz, ¿sí? —le pido y esquivo su profunda mirada.
—¿Por qué? Es que me haces sentir como si nunca hubiéramos sido algo. — me pregunta frustrado.
No puedo evitar ponerme de pie y mirarlo de frente —Cristian, solo fuimos amigos que cogían ocasionalmente y ya, es mejor que dejes todo aquello en el pasado y ya, ¿de acuerdo? — explico y me doy la media vuelta para regresar a la fiesta, pero él me detiene sujetándome del brazo a los pocos pasos.
—¿Por qué me tratas así? No lo entiendo. — me pregunta con ¿rabia?
—Cristian, ya por favor, por tu bien y el mío solo haz de cuenta que no nos conocemos más que por los negocios que tienes con Gastón. No lo jodas todo. — le digo firme y muevo mi brazo un poco más para que me suelte y así poder seguir caminando.
Puedo escuchar sus quejas detrás de mí, pero realmente prefiero que las cosas sean así. No me siento preparada para revivir todo ese pasado que tanto daño me hizo, mucho menos me siento lista para decirle que tuve un hijo suyo que murió a los tres meses de vida por un problema cardiaco, ese dolor ya lo pase yo sola en Miami a escondidas de todos y no quiero volver a revivirlo diciéndoselo a él.
Aquel capítulo de mi vida fue el más doloroso de todos, tuve a Noah por tan solo tres meses conmigo y todo aquel tiempo lo pasamos en un hospital hasta que el 13 de septiembre del 2011, justo a un año de aquel adiós que le dije a su padre, también me tocó decirle adiós a él. Me rehusó a revivirlo todo, sobre todo ahora que por fin vuelvo a ser feliz y todo gracias a Gastón a pesar de que él no sabe esa parte de mi pasado.