Estaba asustada, terminé volviendo al piso de las chicas pero no directamente con ellas, un par de hombres estaban a mis espaldas y me detuve un momento asustada. -Signorina Katrina- los miré con terror, me sentía descubierta, creí que me apuntarían a la cabeza y no me quedaría de otra que rendirme delante de ellos. Podrían torturarme, pero nunca sacarían nada de mí. Había sido criada para ello, y aunque me arrancaran la vida jamás delataría a ninguno de los míos. -¿Si?- uno de ellos me tendió un par de sandalias y volví a respirar- Grazie- ellos asintieron y siguieron su camino. Luego de ponerme el calzado, miré a los lados y saqué un micrófono poniéndolo tras una obra de arte que había en el pasillo. Rogaba porque esos micrófonos no fueran encontrados mientras estábamos ahí porque tení