Como todo un caballero, luego de vestirse, el señor Rossi me llevó hacia un área de comedor amplio y elegante que lucía exactamente cómo todo en esa casa de lujos y extravagancias. El resto de los invitados estaba muy ocupado en la sala y en las habitaciones, no sacaría de mi mente nunca la imagen de Marcia desnuda y acostada en una mesa con tres individuos comiendo cosas de su cuerpo. Supongo que esta experiencia no será fácil de borrar para ninguna de nosotras. -Permíteme- dijo antes de que me sentara para sacar la silla por mi, estaba completamente vestido y en su cintura se marcaba la gacha del revolver que llevaba. Me senté y él acomodó la silla. -Gracias- murmuré mientras esperaba que se sentara, pensé que lo haría en la punta contraria del gran rectángulo pero no, se sentó junto a