Padre Gael Moya —Tengo en mente muchas cosas que puede hacer conmigo Señor Moya —contesta rozando suavemente nuestros labios. —Podemos probar algunas, o todas, según lo prefiera. No hizo falta decir nada más que eso para que todo mí cuerpo se estremeciera. —Tambien muchas cosas que me gustaría yo hacercelo a Usted — susurra mordiendo levemente mis labios. — Justo ahora. —¿Puede citar algunas Doctora Garrido? —mi voz se vuelve muy ronca y mí entrepierna empieza a manifestarse dentro de mí pantalón. —Me gustaría saber que es capaz de hacerme. —continúo mientras la ubico en la misma ventana donde anteriormente había fantaseado con ella. —Todas las que tenga en mente. Es tan natural tenerla en mis brazos así, como si ahí perteneciera realmente. Voy recorriendo su cuello con mí boca, lenta