CAPÍTULO NUEVE Sofía esperó a Catalina incluso cuando las otras chicas se fueron, dispersándose por los campos de una en una o de dos en dos, en dirección a cualquier vida que pudieran encontrar para ellas. Reprimió su preocupación por lo que podría pasar si alguien venía en busca del carro prisión. Si viniera alguien, podía esconderse, pero no iba a abandonar el único sitio en el que podía encontrar de nuevo a Catalina. Sofía se preocupaba mientras esperaba. Le preocupaba la posibilidad de viajeros o vigilantes que pasaran por allí y vieran el carro. Le preocupaba el olor que venía de los c*******s de Meister Karg y sus matones, que habían arrastrado a un lado del camino donde Sofía y las demás habían conseguido apartarlos de la vista, saqueándolos en busca de las monedas que estos habí