Soltó un leve quejido en cuanto se sentó sobre la húmeda tierra, suspiró y sacó un cigarro. Miro como los rayos del sol comenzaban a iluminar el cielo, estaba amaneciendo. Carraspeo, soltó el humo del cigarro y miro la lápida que tenía justo frente a él. “Irinna Murdock. Amada esposa, madre y amiga. 1970-2013” — Hola mamá – dijo mirando fijamente a la tumba descuidada y maltratada. Tenía hojas secas a su alrededor y ninguna flor crecía en su lápida. Estaba maldita su tumba. Al menos eso recuerda que le dijo Darcy, su vecina, el día que su madre fue enterrada. Apagó su cigarro, a su madre no le gustaba que su padre fumara y estaba seguro que tampoco quisiera que él fumara. Realmente, no sabe que hubiera querido. No había pisado el cementerio desde que ellos murieron, mantenía su