“Son las dos de la mañana, ha vuelto mi insomnio, lo cual es bueno porque ya era extraño dormir mis 8 horas, además así no tengo pesadillas. Estoy con una taza de té, en la cocina, Andrea está durmiendo en mi cama, así que salí en silencio para que no despertara. He vuelto a mirar por la ventana, el vago pensamiento de estar solo se fue cuando un dron sobrevoló la calle. Para mi extrañeza, volví hacer lo que hacía antes, releer mis notas y pensar en mis pacientes, entonces recordé que ahora no tengo ningún paciente más que a mí mismo. No tengo sueño, sigo pensando en Luisa y en muchas dudas que ella podría responderme, pero por desgracia la única presencia espiritual que tengo es la de mi hermana, aunque últimamente ella no ha estado aquí. Solo puede haber una persona la cual puede respond